Colombia empieza otra aventura, esta vez en Brasil. Queiroz arrancó su primer gran reto con buen juego en los amistosos y con una base de jugadores ya conocidos.
Un 11 de julio, hace ya 32 años, la selección Colombia de fútbol enfrentó sin temor a Argentina en una Copa América. Ganó 2-1, con goles de Juan Jairo Galeano y Gabriel Barrabás Gómez. Jugó en la misma Argentina y solo peleaba el tercer puesto del torneo. Pero en esa Copa América, Colombia mostró una cara al mundo que hasta hoy ha podido mantener con relativo éxito.
Hasta ese momento, Colombia era poco o nada en el balompié mundial. Tenía una participación en Copa Mundo casi anecdótica (llegó a Chile 62 solo eliminando a Perú) y con una final perdida de una despelotada Copa de 1975, con final en campo neutral y escándalos a manos llenas. En ese 1987, con un proceso en ciernes, muchos jugadores jóvenes (con un Arnoldo Iguarán intratable y goleador), la Selección mostró sus credenciales.
Primero venció a la tierna Bolivia y a la mundialista Paraguay, pero luego perdió con Chile en tiempo suplementario. El remate fue vencer a los locales argentinos, campeones del mundo y con Diego Maradona a bordo, un gran juego del Pibe Valderrama, y con la inusitada figura de un desconocido Mario Coll que borró de la cancha al Diego de la Gente.
Esa Copa fue el primer reto de Francisco Maturana al frente de la selección, que llegaba al evento solo con un par de meses de trabajo previo, combinando su labor con el mando del banquillo de Nacional. Y ese conjunto logró la primera victoria en la historia sobre Argentina.
Desde esa tarde de 1987 en el Monumental de Buenos Aires, el fútbol de Colombia cambió, y para bien. El equipo tricolor llegó a tres mundiales en línea (cinco en total en estas tres décadas), ganó otros tres títulos de sudamericanos juveniles, comenzó una fábrica de exportar talentos a ligas de todo el mundo, alcanzó su primer y único triunfo en la categoría mayores en la Copa América 2001 y logró un nombre basado en buen juego, identidad en el campo con jugadores que se hicieron querer más allá de las fronteras. El proceso nunca ha terminado.
Colombia empieza otra aventura en Copa, esta vez con sede en Brasil. El portugués Carlos Queiroz arrancó su primer gran reto al frente de una selección, de buen juego en los amistosos que ha disputado en el camino previo, y con una base de jugadores ya conocidos.
Así como Maturana, Queiroz tendrá su primer sorbo en el torneo más antiguo del mundo para selecciones, que para los timoneles nacionales siempre ha sido tranquilo: Colombia nunca ha despedido a un entrenador luego de una Copa América (ni siquiera a Jorge Luis Pinto que llevó arizalas y valoyes a Venezuela-2007 y se trajo una eliminación temprana).
Pero no lo exime de la responsabilidad de alimentar la ilusión de un país, que desde 1987 está acostumbrado a la victoria en el fútbol. Todo gracias a un Colombia-Argentina de una Copa América.