Haz un recuento de colores, comenzando por el desayuno, luego el almuerzo. Piensa si hay algunos que te falten. ¿Morado tal vez? ¿Rojo intenso? Aplica igual cuando mercamos.
Esta fue una pregunta que me hicieron cuando comencé a estudiar Alimento como Medicina; una pregunta que cambió por completo mi relación con la alimentación y que quizás pueda cambiar la tuya y, por ahí derecho, salvaguardar nuestra biodiversidad.
El proyecto gastropedagógico www.cocinaintuitiva.co tiene como propósito sembrar sentido de pertenencia acerca de nuestro patrimonio natural y cultural, utilizando el alimento como hilo conductor. Soñamos un país donde valoremos más lo que tenemos, donde las nuevas generaciones sepan tanto de kombucha como de chicha, donde las crispetas en el cine sean de maíz pira local y donde los superbatidos tengan chachafruto y chontaduro.
Partimos por invitar a nuestros comensales a acercarse al alimento desde diferentes frentes, sin etiquetas y sin recetas. Las etiquetas, aunque importantes para muchas cosas, en el contexto del alimento van en contravía de acercarnos a este: si decimos que somos cocina tradicional, algunos no estarán interesados; si decimos que somos vegetarianos, creerán que vamos a comer solo lechuga, tomate y cebolla; si decimos qué hay en el menú, algunos al ver un ingrediente que no les gusta no van a querer atreverse a probarlo de una manera diferente.
Ahora, las recetas las vemos contraproducentes porque nos alejan del alimento, lo hacen parecer algo matemático, exacto y sin cabida para la creatividad, además nos hacen menos recursivos, que es una habilidad esencial para apropiarse de la relación que tenemos con este. Creemos que las recetas, vistas como instructivos detallados y medidas, aunque tienen su espacio en la academia tradicional, a nosotros no nos funcionan.
Ahora sí: ¿cómo que cuántos colores has comido hoy? ¿Y cómo que comer colores salvaguarda nuestra biodiversidad?
Te invito a que hagas un recuento de colores, comenzando por el desayuno, el almuerzo y así sucesivamente. Piensa si hay algunos que te falten. ¿Morado tal vez? De esta manera también podemos analizar cómo va nuestra dieta y qué tan diversa es. Aplica igual cuando mercamos. No es necesario pensar solo en recetas, menús o ingredientes, basta con analizar los colores que llevamos y asegurarnos de que tengamos los más que podamos. ¿Qué hay naranja? ¿Nos hace falta rojo intenso? ¿Y qué hay de amarillos?
La policromía indica que nos estamos alimentando de una variedad de ingredientes y que estos ingredientes traen consigo elementos diversos, que no solo aseguran que tengamos calidad de alimentos, sino que también salvaguarden nuestra biodiversidad.
Según el último reporte de biodiversidad del Instituto Humboldt, “la variedad alimentaria tiene una estrecha relación con la diversidad biológica y cultural. El conocimiento, la experimentación y la inventiva son fundamentales en la ampliación de los repertorios alimentarios, la calidad nutricional y el uso de la biodiversidad”.
¿Cuántos colores vas a comer hoy?