El Reggaetón de Moli La Quemona
Reggaetón culinario solo para adultos:“¡Hurra! qué rico, qué bueno y sabroso que es esto”
Si usted es mi tía Consuelito o si es menor de edad, por favor salga ahora de esta página. Este artículo ha sido modificado por orden de la mamá de su autor”. Gracias a Dios cuando esta nota se publique, estaré literalmente en medio de La Patagonia para no tener que oír el debido: hermanito, qué fue eso tan horrible que escribiste, de mi papá riéndose, o verle la cara de fiera en serio a mi mamá porque de todas maneras lo publiqué a pesar de su censura.
Con poca vergüenza, confieso que amo el reggaetón, pues desde que la doctora Susan me ordenó acompañar la dieta bailando cada mañana 5 veces La Quemona, usando como pesas un litro de jugo light en cada mano, he logrado sacar de mi clóset los pantalones dos tallas por debajo que no usaba hace 10 años, que le gustan a mi mujer.
Los textos candentes de las canciones y su ritmo pegajoso, parecen de fotonovela venezolana de Maracaibo, pues rumban el brasier y el calzón; que no se crean los lampiñitos y peladitas de hoy que de eso solo saben ellos, pues sepan que los cuarentones fue mucho el cine 3X y hasta 5X non stop, en el Dorado de Envigado, que vimos en las tardes de jornada continua del San Ignacio. Y de todas las canciones que me gustan, La Quemona, se lleva todas mis preferencias; si no la ha oído, se la recomiendo por graciosa pero antes persígnese pues su contenido es bastante subido de tono, aunque como están las cosas me han contado que la bailan hasta en las primeras comuniones.
A mi tía Consuelito de Molina que ni se le ocurra oír esta barbaridad y por favor que no vaya a leer mi versión culinaria dedicada a aquellas mujeres que queman el agua hervida y a los hombres que no quisieron aprender a comer rico. El Tiburón Anfitrión tiene el gusto de presentar en versión arreglada: La Quemona, donde la quemona es ella misma y Moli es el narrador de la historia:
La Quemona culinaria: De DJ Moli para todas las quemonas de El Poblado y a mi amado Atlético Nacional.
Él (Moli): En la mañana el po-ble hombre se va sin desayunal y apenas sale el toque toque por la puelta de atrás y sale bien cari pelada ella a abrirle la puelta diciéndole al mozo:
Ella (la Quemona): … Ay amor casi no llega… pase, siga, recuéstese un rato porque hoy vamos a cocinar de seguido hasta las cuatro.
Él: Entra el don Juan se acuesta y se relaja y ella va y le lleva el foie gras a la cama, diciéndole:
Ella: Papito este foie gras es para ti.
Él: ¿Y al desgraciado de tu marido?
Ella: Que coma jamoneta ese infeliz.
Él: Encienden el horno y baten los huevos y ella muy sensual amasando la torta, dorando el melocotón moviendo esa batidora con mucha sensación y diciéndole al mozo.
Ella: Papi me enloquece tu sazón.
Él: El malvado emocionado mete el dedo en el bizcocho y ella ahí le dice.
Ella: Esto es tuyo cuando quieras, así que huele, chupa, prueba, come porque esto es tuyo papi para que te lo disfrutes.
Él: Después de calentar el agua, empieza la cocción y ella ya sazonaba con agridulce el lechón y ella le decía.
Ella: Ay tranquilo mi amor, que a mi marido no le gusta el agridulce en el lechón.
Coros de ella: Frítelo papito, frite sin parar, frite el chicharrón que mi esposo va a llegar… Bis… déle, déle papi déle, déle papi déle… ayyyyy… asalo papi asalo, saltealo papi saltealo… ayyy, ayyy, ayyy lo quemé otra vez.
Él: El mozo lo fue horneando y le subía al calor mientras ella le decía.
Ella: Usted no le vaya a bajar, continúe papito porque eso sí es comida, páseme de queso, déme mucho y sin medida; no pares papito porque esto es bendecido.
Él: ¿Y si viene tu marido?
Ella: Pues que coma del vencido.
Él: Batiendo se encarnizó, se movía como burra, y ella ya muy satisfecha le decía.
Ella: Papi, ¡hurra!, qué rico, qué bueno y sabroso que es esto, esta es la comida que en verdad yo me merezco.
Él: Son las cuatlo de la talde y don Juan ya se va y ella triste va y le dice.
Ella: Mañana madrugará que yo lo estaré esperando en baby doll y brasilera para que se desayune papi como una fiera, pa que hagamos cosas nuevas que no se hayan inventado y que usted bata el bizcocho como un violín prestado.
Él: Ya después de despedirse, ella empieza a cocinar y eso hacía los oficios como si él ya fuera a entrar; a las seis de la talde ya todo estaba listo, esperando al marido pa recibirlo con tinto. Llega el pobrecito muy rendido y azarado y ella le pregunta.
Ella: Ay mi vida, ¿estás cansado? Espérese papito traigo un tinto sin demora.
Él: Y el marido piensa y dice: esta mujer sí que me adora, y mientras va a la cocina ella va refunfuñando, diciendo.
Ella: Ese maldito lo voy a salir matando, lo odio, lo detesto y quiero que mejor coma en el club y que mi otro hombre me cocine cuando quiera. Ay, si fuera mi gordito quien estuviera aquí, de seguro me daría sus huevos de codorniz.
Él: Ella le sirve la comida mantecosa en exceso y en la mente va diciendo.
Ella: Ojalá le dé diarrea y lo ponga a vomitar y mañana que venga mi mozo y me cocine y que a mi me dé de todo lo que él me sabe dar.
Él: Él empieza a comer y lo hace muy ligero y mirando a su esposa le dice cuanto te quiero, yo no puedo imaginarme la vida sin ti a mi lado, yo te quiero agradecer porque siempre has cocinado y no me importa lo que digan lo que piensen los demás, solo sé que vas a cocinarme hasta la eternidad y ella lo queda mirando muy sensual y apasionada se le ríe en la cara con una gran carcajada, diciéndole en la mente.
Ella: Bruto, ignorante, simplón de esposo, con el único que quiero cocinar es con mi mozo.
Él: Son las 11 de la noche y ya se van a acostar y cuando ya están en la cama él le pide su foie gras y ella bien aburrida le dice.
Ella: Déjeme en paz que yo estoy muy cansada de los oficios de la casa por favor no me moleste que hoy no quiero cocinar.
Él: Y el marido se acomoda en su cama pensativo: ¿Y porqué esa mujer hoy no me quiso dar mi foie? Será que tiene otro, el marido se pregunta, pero yo no lo creo porque ella me quiere, ella me ama con todo su corazón, porque el hombre de su vida ese soy yo. Falsa lo besa en la cara y en sus brazos ya lo apecha y en la mente ella le dice.
Ella: Si no quemo la comida este va y se la sospecha… se la quemo por aquí, se la quemo por allá, como no sabe comer, siempre la voy a quemar. Bis.
Él: Esto dijo mi abuelito antes de morirse: La mujer que es quemona, siempre su pata la mete, cuando ella lo va a quemar, hasta en el filo de un machete, y esa no escoge cocina, ni un fogón, ni una hoguera, cuando de quemar se trata, se lo quema a cualquiera, sea en el monte, sea en el agua, ella quema por doquier y aunque tu no me lo creas, en la punta de un alfiler… ¡A mi me va a dar algo! (Ya me dio)
Coros de la Quemona:… hágale papito, déle sin parar… ay, ayay ayay, ay, ayay, ayayayay…se me volvió a quemar.
Ay, ¡Ahí está la Virgen! Esto me parece tan espantoso y tan de mal gusto como a mi mamá que me lo censuró con toda razón, pero igual, no me aguanté las ganas de mostrar mi cobre como compositor de reggaetón, aunque de verdad que si se lee sin malicia no le veo nada.
Y usted niña, ¿es quemoncita?, por qué tanta risita pues. Y usted amigo, por favor fíjese bien que no le vayan a estar quemando la comidita por no saber comer como Dios manda.