En la columna anterior me referí a la vía Las Palmas lamentando la baja calidad de su diseño, las curvas estrechas modelo 1940 que nunca fueron rectificadas y el número de graves accidentes en buena parte ocasionados por sus bajas y confusas especificaciones.
Es lamentable que una vía tan importante para Medellín, aun con sus 17 Km de doble calzada, nos haya quedado tan pobre, tan poquita, tan pensada solo en el corto plazo.
Las Palmas se ha convertido ya en una vía fundamental para Medellín, con circulación vehicular probablemente superior a la mayoría de avenidas importantes de la ciudad.
Comunicación clave con el aeropuerto internacional, los municipios del suroriente, numerosos colegios y empresas, incontables parcelaciones y hasta con Bogotá. Quien esté en El Poblado o en Envigado, quien venga de Caldas y del sur, difícilmente optará por ir hasta Santa Elena o la autopista Medellín-Bogotá para salir del Valle de Aburrá.
Pero ya vive en crisis, aun con su doble calzada. Tan solo en la primera semana de mayo la subida estuvo colapsada por accidentes sencillos, de unas cuantas latas dobladas, que en una vía normal se despejarían relativamente pronto.
Ocurre un percance, queda deshabilitado un carril y todo el tráfico debe pasar lento por el otro, y en pocos minutos la vía se bloquea. Y dígame ¿cómo hacen para llegar, por ejemplo, hasta el Peñasco, autoridades, grúas y ambulancias, si no queda espacio?
Y ni hablar de los motociclistas suicidas. También la semana anterior ocurrió un accidente a medianoche con 3 víctimas mortales, que además motivó cierre total de la vía por una hora.
La confiabilidad de Las Palmas es cada vez menor. Hablando del aeropuerto, no solo afecta a pasajeros que pierden sus vuelos sino al personal de tierra, pilotos, comerciantes y un largo etcétera.
¿Cómo así que las motos pueden circular a cualquier hora de la noche a la velocidad que sea y somos incapaces de detenerlos? Es imperativo hacerlo, por nuestra propia seguridad y la de ellos, aunque no les importe.
¿Cómo así que el punto más crítico de tráfico, que es la glorieta de Indiana o Sancho Paisa, todos los fines de semana se ve interrumpido por la entrada y salida de vehículos de este exitoso restaurante, convirtiendo la propia glorieta en parte de su estacionamiento? ¡La cola generada es, invariablemente, de varios kilómetros!
¿Cómo así que construyen una obra de contención del talud (carril de bajada, 300 metros arriba de Doña Rosa) y el contratista deje el talud con barro a la vista, que además tapa completamente la cuneta?
¿Cómo así que aún no ha sido posible que construyan un solo retorno vehicular más allá de Indiana? Ni hacia el aeropuerto ni hacia La Fe…
Es obvio que las autoridades han perdido el control sobre esta vía. Bueno, realmente nunca lo han tenido.
En parte porque la vía es de todos y es de nadie. Saliendo de San Diego es de Medellín, luego es de Envigado y además es una vía de carácter departamental que depende de la Gobernación. Y es operada por dos concesionarios diferentes.
Uno esperaría que Federico se les pudiera meter de lleno a los graves problemas de esta vía, como ha hecho con el Parque Berrío o la Minorista. No, sería pisar mangueras ajenas. ¿Envigado? Menos. ¿Luis Pérez? Poco probable. ¿El concesionario? Sueñe.
Y entretanto… esperando que pasen rápido los próximos 3-4 años para que entre en operación el Túnel de Oriente. Y preparados todos para la decepción del siglo: si una vía como Las Palmas, que tiene doble calzada hasta después del alto, colapsa continuamente en 2016…
… ¿cómo será entonces una vía de calzada simple (sorprendente especificación de la vía del Túnel de Oriente) en 2020?
[email protected]