/ Juan Carlos Franco
Más que estar de acuerdo o no con la venta de Isagén, qué interesante observar las críticas apasionadas lanzadas desde todos los ángulos. Las víctimas han sido la lógica y el sentido común. Hagamos entonces algunas reflexiones.
Que la subasta fue de uno y no puede ser válida. Según esto, tan pronto los chilenos se retiraron, el proceso debía anularse, pues el precio final sería menor que con las dos empresas pujando hasta el final. Podría ser, pero entonces le estaríamos otorgando al fallido proponente todo el poder y el control sobre la subasta. Es inseguridad jurídica.
En las subastas que hace Christie’s para vender obras de arte -o las de La Pintada, Antioquia, para vender ganado- se fija un precio base, que corresponde al precio comercial estimado y un poquito más.
Si alguien ofrece el precio base, y luego nadie más lo hace, ¿debe cancelarse en el acto la venta? ¿Entonces los que no participan quedan con el poder de impedir que el que sí está interesado y quiere poner el dinero pedido, lo haga?
Lo más probable es que quienes salieron antes lo hicieron porque consideraron muy alto el precio base. Si la subasta se cancela, y luego se reabre para que reingresen los otros, lo harían solo si la base se reduce. Único perdedor: el vendedor.
¿Que se vendió muy barata? Si fuera así, ¿no habría más proponentes en lugar de uno solo?
El precio base de $4,130 es 25% mayor que el precio máximo histórico de la acción. Y 60% sobre el promedio 2010-2015. Si el Gobierno hubiera intentado vender de a poquitos sus acciones en Bolsa, su precio se iría a pique. Perderían el Estado, los pequeños accionistas y EPM.
¿Que detrimento patrimonial? Si ya se vendió a $4,130, ya se recibió el dinero, y de pronto un juez de Girardot hoy acoge una demanda y encuentra mérito para devolver la operación, ¿a cómo se pone la acción al otro día? Fácilmente, de $2,500 a $3,000. Ese sí sería detrimento patrimonial.
Y ni se diga para EPM y todos los antioqueños, que perderíamos medio billón de pesos, además de dejar el resto de la inversión atrapada para siempre. ¿Queremos esto?
¿Que el precio en USD bajó? Sí, claro, igual que todos los activos colombianos. ¿Cuál fue de los que menos bajó? Isagén. Muchísimo menos que Sura o Banbogotá, o caso extremo, Ecopetrol.
No obstante, se recibió una cantidad de pesos superior en más de 20% a la fijada originalmente. No era posible, con el proceso ya tan avanzado, cambiar las reglas y decir que ya no la vamos a valorar en pesos sino en USD. Hasta ahí le llegaba la credibilidad a Colombia.
¿Que muy barato el precio por KW instalado? Quienes afirman, expresidente incluido, que se vendió a USD 1,000 el KW en tanto que su reposición supera los USD 2,000 (aunque Sogamoso le costó a Isagén USD 1,700), tendrían razón solo si Isagén no tuviera deudas. Las tiene, y representan más de la mitad de sus activos.
Quien compra una acción se hace a los activos, pero también a los pasivos de la empresa. Cuando yo vendo en $100M una casa que tiene hipoteca del 60%, recibo $40M y el nuevo dueño asume la deuda. También podría yo recibir los $100M, pero entonces debo pagarle al banco los $60M. ¿Podría alguien criticarme por vender mi casa en solo $40M?
El anterior gobierno vendió el 20% de Isagén en 2007 por menos de $600,000M, para “financiar el presupuesto nacional”. Recibió entonces $30,000M por cada 1% de propiedad, en tanto que hoy recibe $113,000M. O sea, casi 4 veces más ¿Detrimento?
Que siga el debate. Pero que reine el sentido común.