Diez ejemplares de estilos, orígenes, tiendas y precios diferentes es la meta que me tracé para cerrar un año inolvidable. Irán a la copa con comida y con la gente que quiero.
El año, que se hace cada vez más viejo, me dejó cosas buenas, cosas muy bonitas, y todavía quiero lograr un puñado más de buenos momentos, que el vino siempre sabrá dar, no para la embriaguez sino como el motivo para juntar personas, comidas y buenas conversaciones.
Me quedan 31 días para brindar con los mejores del año consagrados en Expovinos 2022 y elegidos por un jurado mediante catas a ciegas, en las que los expertos califican vinos y no etiquetas ni mercadeo. Entre esos mi favorito, el Carmenere, en este caso obra de Pérez Cruz, de Chile, y ganador de la medalla de oro en el concurso anual de la feria del Grupo Éxito. También ganadores del oro, en blancos iré por el español Protos Rueda 2021 de la cepa Verdejo y el Torrontés Trapiche, de Argentina.
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Como se trata de vinos especiales, se sugiere hacerse a dos botellas: una para disfrutar aromas y sabores plenos, y otra para acompañar con comida. Ya me voy saboreando el Carmenere con una chuleta de cerdo y patacones con hogao, el Verdejo con un tartar de salmón ahumado y aguacate y el Torrontés con un plato asiático picante.
Expovinos también entregó el oro a Portillo Rosé Malbec, de Argentina, elaborado por Salentein, que debe ir fantástico con una pizza hecha entre amigos, de tomate cherry, alcachofa, cebolla roja, mozarela, queso de cabra y queso azul.
Entre los nombres de siempre, me voy a tomar otro Sansón. Este año conocí a quienes lo elaboran y me sorprendieron los atributos del centenario vino quinado, de receta española, dulce, y por eso frío en copa, y de precio muy bajo, y me conmovieron el espíritu y la buena energía con que nace en Yumbo, Valle. También de costo cómodo, quiero repetir el portugués Pinta Negra, exclusivo de D1, de caja de tres litros, ideal para las fiestas de diciembre. Viene en tetra brick, pero no es un vino menor, al contrario, su bag in box lo cuida de la oxidación y es un buen representante de Lisboa con sus cepas típicas Castelao y Aragonez.
Nuevo entre nosotros y muy innovador, tengo en lista el White Malbec. Sí: Malbec, pero no el tinto de toda la vida, sino blanco. Creado en Mendoza, está disponible en los Jumbo, y su autor, Trivento, lo presenta en copa con aromas de cereza, frambuesa y manzana verde y de acidez elegante en boca, apenas para acompañar sushi.
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También están dando mucho de qué hablar los orgánicos, de viñedos sostenidos sin el uso de químicos, y los veganos, que no emplean ni molestan animales. Por curiosidad y por hacerle un guiño al planeta hay que animarse al descorche. Eliana Maldonado, enóloga de Santa Julia, en Argentina, me aseguró que “quien gusta del Malbec encontrará en este vegano los mismos atributos de la cepa”.
Para cerrar, quiero un muy catalán Enranciado. Es elaborado en damajuanas, reposa durante un año en azoteas al sol y al sereno y luego es envejecido en roble. Si no alcanzo, ya tendré 2023 para descubrirlo…
¿Y tu lista? ¿Ya está lista? ¡Quedan 31 días para lograrla y cerrar el año con los buenos momentos que el vino sabe dar!