Para pajarear, en realidad, no se necesita mucho. Sin embargo, hay algunas cosas que pueden facilitar esta actividad, e incluso hacer que la experiencia sea más maravillosa.
Empecemos por lo primero: las ganas. El pajareo puede ser una actividad barata. En nuestra ciudad se pueden ver muchas especies diferentes de aves. Por lo tanto, en realidad no se necesita dinero, sólo animarse a salir a la calle. Los parques están llenos de tórtolas, torcazas y palomas, por ejemplo. Los cables normalmente son posaderos de siriríes, bichofués y petirrojos. Cerca del río hay garcitas y coquitos. Por supuesto, algunas zonas de la ciudad tendrán más variedad de especies y mayor cantidad de aves. En las quebradas, las montañas y los parques con buena vegetación (tanto arbustos, como árboles) se pueden encontrar gavilanes, reinitas, carpinteros y guacharacas. Tal vez se necesite un pasaje de bus o de metro para llegar a algunos de estos lugares, como lo son el parque lineal de La Presidenta, el Jardín Botánico, el cerro del Volador o el cerro Nutibara. Un poco más lejos (aún se puede ir en bus) están la Reserva de San Sebastián-La Castellana entre Envigado y El Retiro, El Salado y La Catedral en Envigado, la Reserva El Romeral en La Estrella o el Parque Arví en Santa Elena. Por supuesto, en las zonas más rurales o en los parques nacionales habrá todavía más especies. Para estos sí hay que armar viaje.
Las aves se pueden ver a ojo limpio, claro está, pero muchas veces no será fácil ver detalles si no se cuenta con algún tipo de ayuda. Los colores de las plumas, del pico o de los ojos, la forma del cuerpo y del pico y el tamaño son características importantes para poder reconocerlas (los más avanzados necesitarán sólo escuchar sus cantos y reclamos), por lo que un par de binóculos facilitan la tarea. Qué binóculos conseguir dependerá, sobre todo, del presupuesto. Sin embargo, es importante asesorarse con amigos que conozcan del tema o con nosotros, la SAO, ya que no todos los tipos son aptos para el avistamiento de aves (hay, por ejemplo, para observar estrellas).
A medida que uno va conociendo más especies y se va “engomando” con las aves, empezará a preocuparse por identificarlas correctamente. Recuerden que en Colombia se han registrado alrededor de 1.950 especies diferentes, más que en cualquier otro país del mundo. Para esto existen varias guías, ya sean impresas o digitales. Con la SAO se pueden conseguir libros que muestran dibujos o fotografías de las aves, su posible distribución (no todas las aves se pueden ver en todas partes), un poco de información acerca de sus hábitos y comportamientos y sus nombres científicos. Para conocer los nombres comunes, toca preguntárselos a alguno de los abuelos o a los campesinos, ya que varían bastante según las regiones del país (un famoso ornitólogo caucano, por ejemplo, ha encontrado más de treinta nombres para una misma ave en la ruralidad colombiana). También existen ayudas digitales muy útiles para identificar el ave indicando el color, el lugar y fecha de avistamiento, y el tamaño. Un buen ejemplo es la aplicación gratuita llamada Merlin, del laboratorio de ornitología de la Universidad de Cornell.
Un pajarero más avanzado empezará a encontrar utilidad en otros implementos. La ropa, por ejemplo, se vuelve importante a la hora de buscar aves, especialmente las más tímidas. Se deben usar colores oscuros y opacos, ojalá incluso ropa camuflada. Debe usarse protección contra el sol, el agua y los insectos. Qué tan protegido estar dependerá del lugar en el que uno se encuentre. Por supuesto, el sigilo y el silencio evitarán que espantemos a esa especie que tanto soñamos con ver.
A muchos pajareros les basta con ver el ave. Muchos otros quieren registrar sus avistamientos con cámaras fotográficas. Qué cámara comprar dependerá del presupuesto, las necesidades y el objetivo de cada uno. En la SAO también podemos ayudar con esto. Otras maneras de llevar registros incluyen libretas de campo y equipos de grabación de sonido.
Finalmente, aunque estar sólo en la naturaleza es una experiencia enriquecedora, siempre se recomendará pajarear acompañado. Esto no es solo porque es fantástico compartir la felicidad de ver un ave rara o lo que los pajareros llamamos lifers –es decir, la primera vez que se ve una especie en la vida–, sino porque la montaña y la manigua pueden ser lugares peligrosos. Como mínimo, siempre hay que decirle a alguien en dónde estará pajareando. Por supuesto, existen excelentes ornitoguías que pueden hacer la experiencia mucho más gratificante.
La SAO siempre ha organizado salidas a pajarear a diferentes lugares de la ciudad, del departamento y del país. Debido a la pandemia, estas actividades se han visto restringidas. Sin embargo, a medida que vamos volviendo a la normalidad, se reanudan las actividades de pajareo. Para información acerca de futuras salidas, ornitoguías, libros de aves, aplicaciones, recomendaciones de cámaras y binóculos para pajarear, o para volverse socio de la SAO, pueden contactarnos a través de nuestro correo [email protected], de nuestra línea de WhatsApp 310 829 71 85, o visitarnos en nuestra oficina en el Jardín Botánico de Medellín. Con nosotros, ¡verás lo maravilloso que es Vivir con las Aves!
Vivir con las aves es un espacio de la Sociedad Antioqueña de Ornitología -SAO-, una organización sin ánimo de lucro, que promueve el conocimiento, la divulgación, la investigación y la conservación de las aves de Colombia y el mundo.