En La Romera, conviértase en naturalista

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Una invitación a visitar la reserva natural de Sabaneta, La Romera, una de las áreas protegidas en el sur del Valle de Aburrá. Oportunidad para el avistamiento de nuestra fauna.

En la cuenca alta de la quebrada La Doctora, el principal afluente del municipio de Sabaneta, está el Área de Reserva y Parque Ecológico La Romera, un pulmón verde al sur del Valle de Aburrá que cuenta con 243 hectáreas con fuentes de agua, vegetación y fauna silvestre.

Un entorno vegetal, con más de 100.000 árboles en su jurisdicción, según se lee en los rompetráficos de este lugar, que hacen de este un “bosque altoandino” (ubicado entre 2.800 y 3.200 m.s.n.m.) abierto al público para caminar, trotar o montar en bici (lunes a domingo de 7:00 a. m. a 2:00 p. m.). Los recorridos por los senderos ecológicos requieren acompañamiento de guías (Más información: en el teléfono 2880098).

“Es un lugar donde todo está vivo, todo está vinculado. Donde hay un tesoro llamado La Romera”: guía del parque ecológico.

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Sus habitantes, entre otras especies, son la ranita paisa (Pristimantis aff. paisa), el ave cacique candela (Hypopyrrhus pyrohypogaster), el puma (Puma concolor), el tigrillo (Leopardus tigrinus) o especies vegetales como el helecho sarro (Cyathea caracasana).
Pero también otros tipos más de marsupiales, roedores, gran cantidad de insectos y plantas.

Y no se pueden olvidar sus afluentes. Uno de ellos es la quebrada Buenavista.

Conviértase en naturalista

Allí, permítase, de verdad, disfrutar de lo que está viendo. Maravillarse con cosas que incluso, a veces, no se conocen. Porque en el Valle de Aburrá, en cuanto a fauna silvestre y floral, no todo se conoce.

Nosotros, particularmente, somos privilegiados de haber nacido en este territorio. ¿Por qué? Es muy poquito lo que se tiene que caminar en el Aburrá para estar encontrando novedades en términos, por ejemplo, de especies nuevas para las ciencias.

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“No solo hay que pensar en insectos, también en muchos otros grupos de organismos. En plantas, por ejemplo, en las que son herbáceas, en los últimos 10 años en el Valle de Aburrá se han descrito árboles nuevos, especies que se puede creer que todos los han visto y que son muy conspicuas y simplemente nadie las había mirado, examinado con detalle”, expresó Juliana Cardona Duque, bióloga, MSC en Ciencias Biológicas y docente de la Universidad CES.

Claro está, se pueden hacer esas observaciones con la naturalidad y la ‘frescura’ de no tener que saber cómo se llama. Lo que se conozca, se puede compartir con los demás, pero en realidad eso es irrelevante. “La cantidad de fenómenos naturales y de interacciones que se documentan con una observación tranquila y natural de alguien que pasó por un lugar es impresionante”, añadió la bióloga.

“Así se ha logrado documentar gran parte de la historia natural del mundo”, confirmó la profesora del CES.

Tal como lo vivieron los naturalistas del siglo XVIII. No solo en La Romera, en todas las reservas del Valle de Aburrá y de Antioquia, haga observación tranquila, natural de la fauna silvestre y floral. Es la mejor forma de conocer la biología de los organismos que nos rodean. ¡Dese ese lujo!

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