En siglos pasados, los bebés llegaban a casas habitadas por familias o visitadas por vecinos experimentados y capaces de ayudar. La vida hoy trae otras formas de crianza.
Es una de las terapeutas más reconocidas en el mundo e investiga desde hace varias décadas las relaciones modernas. Se llama Esther Perel; sus charlas en YouTube son vistas por millones de personas y sus libros han sido traducidos a más de 24 idiomas. El amor es su tema principal y de él se derivan o se parte para entender otras dinámicas: laborales, familiares o de amistad.
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Entre sus planteamientos hay uno en el que hace énfasis: con la modernidad desapareció para muchos la vida que existía antes en los pueblos y era capaz de proveer a una persona de conversación, apoyo, consejo, compañía o ayudas domésticas.
Ahora, con el paso a las ciudades y a un estilo de vida más individual se suele pedir esto a la pareja o a la persona con la que se convive, una situación que puede ser riesgosa e insostenible a largo plazo, según ella.
Para los padres nuevos, la desaparición de aquel pueblo o aldea también ha traído algunas consecuencias: ya no suele tener aquel grupo de mujeres o familiares que acostumbraban aconsejar o ayudar.
En los últimos años, en ciudades como Medellín han surgido iniciativas con las que se busca llenar este vacío y ayudar a las familias en la crianza, ese proceso retador y complejo que consiste en educar a una buena persona.
Kanguritos: niñeras a la medida
Esta empresa nació entre el 2010 y el 2011 como un sueño de Carolina Isaza, psicóloga y licenciada en educación preescolar. En un viaje a Londres conoció varias agencias profesionales de niñeras y pensó en aplicar esta idea en Medellín, una ciudad que, según Juanita Isaza, su hermana y socia en esta iniciativa, tiene muy arraigado en la cultura el hecho de dejar la empleada doméstica con los niños y que ella se encargue de ellos, “a raticos”.
Sobre el propósito de Kanguritos cuenta que la idea es que los niños estén en casa, acompañados de una persona con un buen nivel de formación profesional y habilidades suficientes. Para lograrlo, tienen un proceso de selección muy riguroso con varios pasos y diseñado para identificar quién es la persona idónea capaz de garantizar a cada familia compañía, amor y profesionalismo.
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Juanita Isaza cuenta que Kanguritos ofrece condiciones laborales decentes, un trato amable y capacitación constante a sus empleadas “para que el servicio sea cada vez mejor”. Además de esto cuentan con un equipo que, en compañía de las niñeras, realiza planeaciones pedagógicas de acuerdo con las necesidades de los niños y sus edades. También tienen un grupo logístico que trabaja para garantizar un servicio personalizado adaptado a las necesidades de cada familia y capaz de ajustarse a los cambios o imprevistos.
La Nana Coach: expertas en sueño
A Camila Vélez (izquierda) y a Bechira Moussa (derecha) la maternidad les trajo un aspecto nuevo: interés en el sueño y en la forma en la que duermen los niños y las personas. Meses después del nacimiento, Bechira comenzó a preguntarse cómo lograr que su bebé durmiera mejor. Después de noches largas de vigilias o de sueños intermitentes, el cansancio aparecía en sus días y le impedía tener una vida normal. Comenzó a investigar, y la curiosidad aumentaba a medida que aprendía nuevos conceptos o conocía a personas.
“Queremos llevar bienestar a las familias y crear conciencia sobre la importancia del sueño”.
En Estados Unidos encontró información que respondía sus preguntas y le permitió hacer ajustes en las rutinas de su casa y en su vida personal. Junto a Camila, que también estaba interesada en el tema y vivía algunas situaciones similares junto a su bebé, viajó hasta allí para certificarse en temas de sueño y poder ayudar a otras personas con situaciones similares. Después de obtener la certificación y abandonar el mundo empresarial, crearon “La Nana Coach, consultoras de sueño”.
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A través de esta iniciativa comenzaron a entender un patrón repetido en nuestra cultura: el sacrificio es visto por muchos como una virtud y es normal que la vida de las familias con hijos pequeños sea frenética, caótica o carente de espacios de descanso. Con su trabajo y conocimiento comenzaron a identificar hábitos y formas de corregirlos.
Camila Vélez cuenta que actualmente trabajan con familias que tienen niños entre los cero y los seis años, y en muchos de los casos ya se trata de una asesoría preventiva: la gente las busca antes de que los trastornos aparezcan. Como parte de sus sueños futuros y cercanos está trabajar con adultos y llegar a más familias en diversos puntos de Medellín y alrededores.