En unos días, la alcaldía de Medellín entregará a la ciudadanía la segunda etapa del parque ambiental Bosques de La Frontera. Más de 11 mil metros que se suman a este corredor ecológico.
Un termitero gigante, posado, como una panza, en el tronco de un árbol viejo. Dos lagartijas al sol. Un perro paseando tranquilo, al lado de su amo. El escándalo de las guacharacas opacando el sonido de la quebrada La Paulita. El guadual escurriendo la lluvia de la noche. Un colibrí, un bichofué, un azulejo. La calma de la naturaleza, a unos metros del bullicio de la avenida El Poblado y del agite del Mall La Frontera y el centro comercial Sao Paulo.
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Es el Parque Ambiental Bosques de la Frontera, que, en pocos días, tendrá nuevos espacios para el disfrute de la ciudadanía. Ubicado en el límite entre Medellín y Envigado, en el cruce de la calle 18 sur con la avenida El Poblado, este parque es una reserva ambiental de más de cuatro hectáreas de bosque natural, con senderos peatonales y miradores. Allí conviven tranquilamente 74 especies de mamíferos, aves, anfibios y reptiles.
Desde la avenida se observa ya lo que será la segunda etapa del parque ambiental, que sumará más de 11 mil metros cuadrados de espacio público al corredor ecológico. Aunque la alcaldía de Medellín no tiene aún una fecha fija para la entrega de la obra, que inició el 25 de noviembre de 2019, la secretaría de Infraestructura informó a Vivir en El Poblado que ya hay un avance del 95 %.
11 años de historia
La historia del parque ambiental comenzó en 2010, año en el que la administración municipal adquirió los predios para su construcción, bajo la orientación del Plan Maestro de Espacios Públicos del Área Metropolitana.
Desde el principio se pensó como una reserva ecológica en el sur de la ciudad, en la que se decidió respetar y mejorar la riqueza de flora y fauna original del parque, atravesado por la quebrada La Paulita (microcuenca de la quebrada La Zúñiga). En agosto de 2012, el alcalde de entonces, Aníbal Gaviria Correa, y el director del Área Metropolitana, Carlos Mario Montoya, entregaron a la ciudad el espacio público, después de ser adecuado como un pulmón verde de la ciudad.
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En total, sumadas las etapas 1 y 2, el parque ambiental Bosques de la Frontera tiene 32.842 m2. En el lugar, la alcaldía cuenta con un aula ambiental para la realización de talleres y actividades ecológicas. Los visitantes disfrutan del bosque recorriendo el sendero principal, las mini placas de encuentro y el puente peatonal sobre la quebrada La Paulita, uno de los principales referentes de este espacio.
Circuito lúdico en la segunda etapa
La segunda etapa de Bosques de La Frontera abre la entrada del parque ambiental por la avenida El Poblado, con acceso adicional desde la calle 18 sur. La obra conecta la primera etapa a través de un viaducto, y contempla un circuito peatonal, con nuevo mobiliario urbano, que incluye gimnasio, juegos infantiles, bancas, luminarias, mesas y biciparqueaderos.
La obra tuvo un costo de $4.353.337.248, incluyendo interventoría. Entrega 108 árboles adicionales sembrados, 11.843 m2 nuevos de espacio público, 9.655 m2 de jardines renovados y 580 m2 de senderos.
En pocos días los habitantes del sector de La Frontera contarán, entonces, con un nuevo espacio público, que se suma al corredor ecológico favorito de los observadores matutinos de pájaros. Y es que, gracias al aumento de la cobertura vegetal y a las mejoras generales de los ecosistemas presentes en el parque, un estudio reciente reportó que allí habitan 66 especies de aves; el doble de las que había en el año 2011. Un patrimonio de la ciudad.
¿Qué es un aula ambiental?
El parque Bosques de La Frontera cuenta con un aula ambiental, con una infraestructura integrada al espacio natural. Allí se realizan talleres de educación ambiental y recorridos de observación directa, y se enseñan prácticas amigables con la naturaleza, como las ecohuertas, que promueven la seguridad alimentaria, los mercados verdes, el manejo de residuos sólidos y fertilizantes naturales, y tecnologías apropiadas.
El concepto de aula ambiental se inscribe en el marco de la escuela activa, que rompe el concepto de “aula” tradicional. Se trata de cualquier lugar, ámbito o espacio que funciona como núcleo con actividades educativas, para ayudar a transformar las relaciones entre las personas y la naturaleza. En La Frontera, el aula ambiental cuenta, además, con una sala de reuniones para 30 personas.