Cuenta Plinio el Viejo que en el siglo IV AC en la Antigua Grecia, el pintor Apeles corrigió una pintura suya, atendiendo la observación que un zapatero le hizo sobre los defectos que advertía en una sandalia presente en su cuadro.
El zapatero, alentado por el éxito que había tenido, siguió haciendo observaciones y críticas a la obra, lo cual exasperó al artista, llevándolo a recomendarle que, puesto que era zapatero, hacía mejor en ocuparse solo de lo que verdaderamente sabía: hacer zapatos.
Al explicar que no todos los casos de COVID-19 que se han detectado en Colombia están activos y por ende en capacidad de contagiar a otras personas, Luis Guillermo Plata, gerente de la pandemia viral en Colombia en una columna publicada el 26 de agosto en el periódico El Tiempo se adentró en los vericuetos de la epidemiología clínica y nos explicó que en su opinión los casos virales realmente contagiantes y activos eran los que resultaban de sustraer del acumulado de casos que había en el país el número de personas recuperadas y los fallecidos por acción del virus.
Nuestro gerente señaló que solo el 26.4 % del acumulado de casos de COVID en Colombia en ese momento representaba un riesgo para la salud pública. Nos explicaba también en su columna el doctor Plata que ese porcentaje de enfermos activos era más numeroso al principio de la pandemia, pero que había venido disminuyendo gracias a las acciones del Gobierno, que habían frenado la velocidad de expansión del virus, y que lo más importante para el país era que el número de casos nuevos y activos fuera siempre menor que el número de los recuperados.
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Es una verdad de Perogrullo en una enfermedad donde el 90 % de los diagnosticados con el virus son asintomáticos o tienen formas leves de la enfermedad y “tan solo” el 3 % tiene una evolución mortal. En pocas palabras, el número de recuperados del virus siempre será superior al de personas fallecidas, por las características intrínsecas de la enfermedad viral que tiene una alta contagiosidad y una relativa baja letalidad y esto nunca podrá ser atribuido a las políticas del Gobierno.
Además, los cambios de metodología que han hecho las autoridades de salud de Colombia desde hace cinco semanas, de considerar recuperadas las personas cuando han transcurrido diez o 14 días de realizado el diagnóstico o de comenzados los síntomas, sin importar la evolución clínica de la enfermedad o si la persona está hospitalizada o aun enferma, también pueden explicar este aumento progresivo del número de recuperados que ha habido en el país.
El Gobierno no puede reclamar victorias que solo se deben a manipulaciones estadísticas o al simple paso de los días. Esta metodología de considerar recuperada toda persona contagiada a los diez días es controvertida por revistas como el British Medical Journal, que informa que del 10 al 35 % de los enfermos de COVID-19 no han vuelto a su estado de salud previo luego de tres semanas de haber estado enfermos.
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Sostuvo también el doctor Plata en su escrito que esa dinámica vertiginosa de recuperados de la pandemia viral solo se puede sostener solo “si las personas contagiadas sean detectadas más pronto para que su recuperación sea rápida”. Es una afirmación cuestionable y alejada de la verdad ya que a las personas infectadas, incluyendo los asintomáticos, se les deben hacer más pruebas no para que se recuperen más rápido, como de manera inocente lo dice Plata, sino para que las autoridades de salud puedan aislar a los positivos y proceder a hacer el cerco epidemiológico que evite el contagio de las personas de su entorno.
Es la estrategia PRASS (Pruebas, rastreo, aislamiento selectivo y sostenido) que las autoridades de salud deberían comenzar a implementar efectivamente desde el primero de septiembre. Esta estrategia para ser exitosa debe basarse en el incremento del número de pruebas que se hacen en las distintas ciudades del país y tampoco en este campo el gerente de la pandemia se puede mostrar orgulloso de la labor realizada.
Según los informes periódicos de True Consulting SAS, del doctor Jaime Ordoñez, en Colombia se ha testeado entre PCR y antígenos virales solo el 5.34 % de la población, con un promedio de 34.676 pruebas diarias. En la última semana de agosto hubo una disminución clara en el número de pruebas de laboratorio hechas en comparación a las tres semanas anteriores, lo cual puede estar mostrando una espuria disminución del número de casos en estos días previos a la apertura económica.
Con la convicción de que razonablemente la economía y la salud pública deberían ir de la mano y sin querer constituirme en profeta de desastres, abrir la economía de un país que tiene desde hace varias semanas un promedio de 300 muertes diarias, con una deficiencia evidente en la gestión y oportunidad de los datos y que está mostrando una disminución del número de pruebas que serían la base del PRASS, va a ser bastante difícil. No importa si uno es el pintor o el zapatero.
Por: Dr. Oscar Osío Uribe
Médico Esp. Medicina Interna, MSc Epidemiología Clínica