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www.buscandomaridoconplatica.com, la cocina ideal, Gastrosophía y lo que comen las grillas
Los restaurantes nos vimos invadidos de estas parejas que tuvieron bastante complicación para comer ya que oreja sudada, sopa de guineo, mondongo, tajada de maduro y arepa son difíciles de entender para un iowano
En estos días me preguntaban algunas alumnas, muy aplicadas por cierto, sobre lo que uno debería tener en la cocina de la casa; voy a decir lo que respondí con todo y las marcas que me encantan. Para mí lo primero es un molino, Victoria o Corona, para hacer las arepas y moler la carne en polvo. Una parrilla para arepas a la que me le paro encima para que quede muy bajita y la arepa se ase rápido sin deshidratarse. Queso parmesano de Colanta en bloque, para rallar sólo al momento. Todos los calderos, ollas de trabajo y accesorios de Imusa y algún antiadherente para las crepes y el pescado; ir a sus tiendas es un gran placer. Galletas saltín de Noel para estar comiendo todo el tiempo; no me explico cómo las hacen cada vez mejores. Chocolate Santander, sin dudas, para repostería o para comer así, porque ese gusto hay que dárselo. Vasos, copas y accesorios de Peldar para todo y copas de buen cristal para los vinos pinchados. Un aceite de oliva caro y aceite de maíz marca Éxito, ojo que no todos los que tienen chócolos en la etiqueta son de maíz; el aceite de maíz es muy sano, no engorda tanto, es muy neutro y este en particular es excelente. Ajíes marca Tucunaré que hace mi amigo Luis Carlos y venden en carnes Casablanca. Vajillas Corona, mejores que las importadas y Sonia se las hace a uno como quiera. Un colador chino traído del exterior pues aquí todos son de huecos muy grandes. Soñaría con tener una termomix pero este utensilio aquí no existe y nadie los ha traído, ni siquiera el Bremen, donde se consigue de todo y cada vez que voy salgo más antojado. Cocas y más cocas y todas las canastas de Estra, nada más útil en una cocina. Lo confieso, me encantan las cosas colombianas, sobre todo antioqueñas y me duele ver cómo algunos nuevos colegas se gastan millones en utilería importada y cosas repinchadas que sólo suben los costos de operación, cuando a nuestra industria la veo exhibida hasta en los pueblitos más lejanos de Patagonia. Colombia empezará a ser reconocido como destino gastronómico, sólo cuando nosotros mismos admiremos y prefiramos lo nuestro.
Una de las experiencias más maravillosas que he tenido como cocinero, fue la sección que hicimos de Gastrosophía con doña Zayda Restrepo, la autora simpatiquísima de unos de mis libros favoritos de cocina, a la que fueron leyendas reales del sector como Doña Marta de Peroni de Tramezzini, que quedó lindísimo en Oviedo, Don Leonardo del legendario Salón Versalles, Don Ignacio del inmejorable Frutos del Mar y el maestro chef y músico Adolfo Podestá, entre otros sabios; como le dije a Julián Estrada, “aquí me siento como mosco en leche”. Conocí ese día al Santo Job, Job Castañeda, el nuevo chef del club Campestre, que le toca manejar un restaurante con miles de socios dueños, algunos bastante duros para cambiar el palito de queso y la empanada, pero a decir verdad, esta vez se lucieron.
Según wikipedia, las grillas comen lo mismo que los grillos. Qué pensaron pues los que leyeron con malicia hasta aquí. Su régimen alimenticio es omnívoro: comen insectos, hojas y tallos. Respondo así a una consulta que me hicieron a través de [email protected] y miles de gracias a todos los que me escribieron con la nota de la bacinilla.
[email protected]
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