Ventiladores hechos en Medellín ahorrarán más de 35.000 dólares

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La iniciativa liderada por Techfit e Industrias Médicas Sampedro espera luz verde para empezar a producir.

 

Un trabajo a contrarreloj. Así se podría definir la iniciativa Innspiramed que empezó a correr hace poco más de un mes en Medellín y que hoy agrupa a más de 50 emprendedores alrededor de un mismo objetivo: construir ventiladores mecánicos que permitan atender las necesidades de pacientes avanzados diagnosticados con la enfermedad por coronavirus (COVID-19) causada por el coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV-2).

Todo empezó en Twitter. Mauricio Toro, CEO de Techft, filial de Industrias Médicas Sampedro en Estados Unidos, decidió aceptar el reto de diseñar un ventilador mecánico open source. “Singularity University lanzó el reto: ¿quién era capaz de diseñar un ventilador escalable y a bajo costo”, cuenta Toro. Y ese fue el detonante.

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“No podíamos esperar a que el mundo se desbarate, sobre todo si las soluciones están en nuestras manos”.

Y nació Innspiramed. Un post en LikedIn y uno en Twitter marcaron el principio. Era 17 de marzo de 2020 y Toro lanzaba un grito: “¡estamos reclutando!”. Y ese llamado también lo hizo en un grupo de WhatsApp llamado Innovación por Colombia en acción. Llegaron Andi, Ruta N, Universidad de Antioquia, Universidad EIA y “creamos una masa crítica”.

El trabajo, entonces, se centró en el diseño no de uno, sino de tres ventiladores mecánicos que pudieran funcionar en momentos críticos. Industrias Médicas Sampedro, la Universidad de Antioquia y EIA empezaron, cada una, en el diseño de un prototipo diferente.

Los motivos

Piense en esta cifra: el mundo vende, en condiciones normales, 80.000 ventiladores mecánicos. Hoy se necesitan 300.000. “Las fábricas no pueden responder a esa demanda”, explica Toro. Pero, más allá, los ventiladores que fabrican en Estados Unidos o en naciones europeas son para suplir necesidades propias. “Necesitamos hacer nuestros propios ventiladores”. Y súmele otra cifra, esos ventiladores hoy pueden costar hasta 40 millones de pesos.

Entendiendo esto Mauricio supo que en Colombia una de las grandes urgencias son, precisamente, los ventiladores. “Industrias Médicas Sampedro se dedica al desarrollo de sistemas de fijación ósea, pero tenemos todo lo que se necesita para empezar con este proyecto. Es una evolución en solidaridad”.

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Y así también lo entendieron decenas de emprendedores que pusieron al servicio de Innspiramed sus conocimientos y productos. De hecho, muchos de los componentes se producen en Medellín y en Colombia.

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¿Dónde están?

La evolución ha sido vertiginosa. Se trata de proyectos que toman meses y que por la necesidad se ha hecho en días. Y las buenas noticias no han parado de llegar. Dineros de Postobón y de Brinsa, apoyo del sector público. En poco tiempo, los tres prototipos estuvieron listos y en la escena entró el CES. Los tres ventiladores fueron probados en cerdos sanos y enfermos y todos funcionaron.

En paralelo hoy se viven dos procesos. El primero, lograr la autorización del Invima para hacer pruebas en humanos; la entidad la semana del 15 de abril solicitó adjuntar documentos adicionales y hacerle algunas modificaciones menores al protocolo de investigación, cuestiones que no retrasan los cronogramas de desarrollo ni tampoco implican modificaciones a los prototipos.

Ya están listos los protocolos en la Clínica Bolivariana, en el Hospital Universitario San Vicente de Paúl y en el Hospital Pablo Tobón Uribe. “Ha sido difícil el permiso del Invima porque autorizaciones como estas se demoran varios meses, deben estar completamente seguros de que todo va a salir bien”, explica Mauricio Vélez, presidente de la junta de Industrias Médicas Sampedro y Techfit.

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En ese sentido, la Asociación Colombiana de Medicina Crítica y Cuidado Intensivo (AMCI) entregó su visto bueno al concepto de ventiladores mecánicos y en repetidas ocasiones Daniel Quintero, alcalde de Medellín, ha invitado al Invima a ser más ágil en sus decisiones. Por lo pronto, Innspiramed envió el miércoles 22 de abril una serie de documentos al Invima para que este profundice en algunos conceptos. Gabriel Sánchez, gerente de la Iniciativa #InnspiraMED, aseguró que “estamos dando pasos certeros para garantizar la seguridad de los dispositivos siempre de mano del Invima. Estamos acelerando nuestros procesos para dar respuesta a la solicitud que nos hizo el ente regulador lo antes posible para avanzar y poder así entregarle al país estos equipos de cara a la atención de la emergencia ocasionada por el COVID-19”.

De otro lado, Innspiramed trabaja para que cuando los ventiladores sean aprobados se pueda empezar con su fabricación inmediata. Juan Felipe Tettay Villegas, director de Operaciones de Auteco Mobility, supervisa la puesta en marcha de una de las líneas de ensamblaje de los ventiladores, en este caso los de la Universidad de Antioquia y de Industrias Médicas Sampedro. “Es un concepto similar a lo que sabemos hacer, hemos tenido que estudiar más de salud y de medicina, además de garantizar condiciones de higiene en el proceso”, explica Tettay Villegas.

Tanto Auteco Mobility como Haceb están listas para empezar a fabricar ventiladores. “Estamos en capacidad de hacer 300 ventiladores semanales cada uno con costos de 1.200 a 2.000 dólares, mucho menos que los 40.000 que cuesta un ventilador comercial”, agrega Vélez, quien confía en que este momento pueda ser en la primera semana de mayo, antes de que, como está previsto, empiece el pico de COVID-19 en Colombia.

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Sin aislamiento, el Aburrá tendría 3 millones de contagios

Daniel Quintero, alcalde de Medellín, lanzó el dato en su cuenta de Twitter: si no nos cuidamos, Medellín y su área metropolitana podrían tener entre 2 y 3 millones de casos de COVID-19. Yessica Giraldo, epidemióloga del CES, lo confirma teniendo en cuenta la proyección en la tasa de ataque del virus. “En el caso del SARS-CoV2 esta cifra es del 60 al 80 %”. La realidad del Valle de Aburrá es que sin ningún tipo de medida, podrían llegar a ser entre 2.8 y 3 millones de personas. “Esto si no se disminuye la movilidad de las personas”, aclara. Así, a pesar de que la cuarentena es obligatoria hasta el 11 de mayo, se espera que la ciudadanía continúe en un aislamiento voluntario que permita bajar el pico de contagios. Para la doctora Giraldo, establecer cuando puede haber un pico en la región es complicado: “todo depende de la población susceptible y de la interacción social”. No se atreve a dar un estimado de tiempo. “Si todos salimos a la calle el pico podría llegar en semanas; pero si las cosas siguen como van, podría demorar entre seis y ocho meses y no sería tan pronunciado”.

Por: Juan Pablo Tettay De Fex / [email protected]

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