En la calle, le dicen ceiba bruja; los científicos lo llaman Hura Crepitans, explica Mauricio Jaramillo, un ingeniero forestal que desde esta edición nos acompaña en esta sección que busca honrar a esos gigantes o pequeños generosos: los árboles.
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En las profundidades de la carrera 41, entre las calles 10 y 10 A vive este árbol, el más antiguo del barrio El Poblado. En el pasado hizo parte del antiguo convento de la orden de las Carmelitas Descalzas, desde 1920, aproximadamente. Para que esté mejor, “la administración municipal debería ampliar su área en la base e impedir el estacionamiento de vehículos en sus costados. También fijar un aviso que explique su importancia”, dice este experto.