Luis Viviano Grajales ha visto crecer una generación de clientes. Abrió su puesto de perros calientes en la avenida El Poblado, frente al Banco de Bogotá, hace 34 años. Tenía 22. Sus ojos han visto la transformación nocturna del parque y sus alrededores. Todos los días llega a las 5:30 p.m. con el tomate verde y la cebolla picados finamente, el guacamole, las salchichas, los panes y los chuzos de pollo con tocineta. Su producto estrella es el perrito, del que dice que en una noche puede vender unos 300. “¿El secreto de los perritos? ¡Yo creo que el secreto es uno mismo!”, concluye.