Hoy existen 7 especies de tortugas marinas, la mayoría en peligro de extinción. Cada una de ellas tiene su temporada y sus playas preferidas para anidar, regresan al lugar donde nacieron después de nadar miles de kilómetros, en períodos de 2 a 5 años, a cumplir sus funciones reproductivas: aparearse cerca de la costa y depositar sus huevos en huecos que cavan en la arena.
Aruba, una isla del Caribe que se distingue por el respeto y el cuidado del medio ambiente, recibe la visita de cuatro especies: laúd, caguama, tortuga verde y carey. La Fundación Turtugaruba ha elaborado un programa que empieza con la llegada de las tortugas a la playa, el desove, y la protección de los nidos y el acompañamiento de los neonatos hasta llegar al mar.
Queremos destacar, como ejemplo, algunos de los trabajos que se realizan para protegerlos: se establece un cuadro de barricada rojas/blancas, para evitar que los nidos sean atropellados por vehículos, o dañados por parasoles enterrados en la arena. Al emerger de la arena los tortuguitos son guiados sin tocarlos, hacia el mar. Si esto ocurre en la noche, los recién nacidos se guían por las estrellas y la luna. El uso de flash, linternas, la luz artificial, los faroles de coches los desorientan y puede dirigirlos lejos del mar. Personal especializado los guía, teniendo en cuenta que deben llegar por sus propias fuerzas y así recordar adónde regresar para anidar, 15 ó 20 años después.
En nuestro país tenemos referencia de dos lugares donde se protege este proceso: Acandí, lugar de visita de la tortuga caná, en donde la protección y el acompañamiento incluye monumento y reina de las tortugas; y en el Valle, Bahía Solano, donde César Isaza y el Ecolodge El Almejal mantiene con su esfuerzo y el plan padrino, un tortugario para la tortuga golfina.
¿Aprenderemos en Colombia que el medio ambiente es la mayor riqueza del país y el mejor atractivo para el turismo?