Toda la vida mi mamá nos ha enseñado a mis hermanos y a mí que la felicidad es mágica. Que no depende de nuestro estatus social, ni educación, ni siquiera de las condiciones de vida. Que la felicidad también vive en la mitad del dolor, de la pobreza, de las injusticias. Así, cuando era niña y visitaba el barrio Moravia, veía a los niños jugando, riendo y gritando de alegría, en la mitad de unas condiciones pésimas de vida.
Hace unos días, Elizabeth Gilbert, autora del libro Comer, Rezar y Amar, publicó en su blog un poema de un desconocido autor llamado Jack Gilbert, que habla precisamente de esto. El poema se titula Un Sumario para la Defensa (A Brief for the Defense). Al principio, el autor describe el dolor y el sufrimiento que hay en este mundo. “Hay dolor en todas partes. Matanzas en todas partes. Si los bebés no se mueren de hambre en un lugar, entonces se mueren de hambre en otro lugar. Con moscas en su nariz”. Y luego dice “pero disfrutamos nuestras vidas porque es lo que Dios desea. De lo contrario las mañanas antes del amanecer en verano no habrían sido diseñadas tan finamente”.
Y es que así es, en este mundo tan lleno de injusticias y tristeza, hay belleza, amor y alegría en todas partes. He participado en entierros, donde después de llorar por el ser querido que perdimos, rompemos en carcajadas al recordar sus chistes y recontar anécdotas del tiempo que compartimos juntos.
Como coach dicto talleres con inmigrantes hispanos que están pasando por muchas dificultades y jóvenes que viven en la calle. Una de mis actividades favoritas para hacer con ellos es preguntarles por qué se sienten agradecidos. “Por la vida. Por la salud. Por mi perro. Por mi hermano. Por mis hijos. Porque esta mañana abrí los ojos y estoy vivo”. No importan las circunstancias de vida en las que estén, siempre que hago esa pregunta, todas las personas encuentran algo para sentirse agradecidos. Y es que recordar lo que nos hace felices no es ignorar el sufrimiento; por el contrario, es honrar la complejidad de nuestras vidas, es vivir a plenitud. El poeta Gilbert nos dice: “Si negamos nuestra felicidad o resistimos nuestra satisfacción, entonces disminuimos la importancia de su privación”.
No se trata de negar el dolor, se trata de ver la belleza, el amor y la felicidad que existen en medio del sufrimiento. La frase más linda de este poema, dice: “Debemos tener la terquedad para aceptar la alegría en el despiadado horno de este mundo”.
Te invito a que esta semana, tengas la terquedad para que aun cuando estés viendo o viviendo el sufrimiento, aceptes la alegría que también hace parte de esta vida.
[email protected]