El Poblado Invisible, un seriado de reportajes sobre hechos reales, dolorosos, que rondan nuestras calles, nuestras familias, y que pasan desapercibidos. Invisibles. Ponemos el tema sobre la mesa para que menos gente sufra en silencio.
Señalado por tener todas sus necesidades resueltas, a El Poblado también lo acosan tragedias familiares y personales, que elegimos hacer públicas, con respeto y solidaridad, en la búsqueda de soluciones.
“Viví la indigencia bajo techo”. Esclavizado por las drogas, Alejandro no encontró ayuda por ningún lado. Ni amigos, ni siquiatras, ni la idea del suicidio. Nada era más poderoso que su adicción, que lo ató durante tres años. Jose tuvo que mentir en su trabajo. Con morados elocuentes en su rostro, le echó la culpa a un accidente deportivo. No fue capaz de decir que su esposa lo había agredido a puños; tampoco tuvo cara para decir que respondió con agresiones similares. Rodrigo fue de casino en casino durante 12 años, “buscando la máquina que me iba a dar plata”, hasta que perdió tres carros y casi la familia. Juan Felipe estudiaba sexto de ingeniería mecánica cuando quedó en embarazo con su novia. Sus papás lo dejaron solo. Cortó su carrera y viajó en solitario a España para buscar la manera de sostener a una familia que no planeó.
Son testimonios reales, obtenidos por Vivir en El Poblado durante cuatro meses de trabajo periodístico, que ofrecimos a los lectores en el seriado Poblado Invisible entre noviembre de 2018 y enero de 2019 con el respeto debido por cada tragedia o dolor personales y con un propósito: poner sobre la mesa estos temas para que menos gente sufra en silencio.
Creemos que hablar de esos casos, al contrario de ocultarlos, contribuye a la búsqueda de soluciones para quienes viven situaciones parecidas.