Siglos atrás la mujer era sinónimo de debilidad y sumisión. Entre humillaciones y desprecio, la mujer con fortaleza supo abrir su propio camino y establecer su lugar dentro de la sociedad.
No ha sido un camino fácil, casi imposible, por culturas e ideologías machistas impuestas durante años. Hoy queda camino que recorrer.
Esta es la cuestión, no hemos decaído ante la lucha de establecer nuestra opinión y valor propio. Nuestra voz ha sido alzada a favor de la igualdad y el sentimiento de vitalidad plena en cada una de nosotras.
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Desde las multitareas que escogemos a diario damos pequeñas muestras de grandeza entre ideas impuestas por carencia y falta de verdad que nos consumen y agobian. Sin embargo, he aquí la buena noticia, no agachamos la cabeza, no nos arrodillamos, de pie avanzamos, con poder y unidas entre nosotras abriendo paso hacia nuestras metas, dejando una huella enorme de lo que es un superhumano de verdad.
Con ímpetu y templanza hemos establecido parámetros claros sobre nuestro papel dentro de la sociedad. Mujeres fuertes, valientes, vulnerables y mágicas hechas por el poder de la naturaleza, la energía más pura por la cual fuimos trazadas.
Admirable la capacidad de superación, que, aunque en nuestros genes cargamos información histórica recordándonos el dolor y sufrimiento de un pasado, con orgullo hoy nos levantamos y alzamos nuestras voces contra lo injusto y poco grato, damos lucha hacia nuestra integridad y valía.
De manos unidas, nos damos el impulso necesario y suficiente para crecer juntas, una al lado de la otra, recordándonos que entre más unidas más fuertes seremos. No debería existir competencia alguna, ni envidias, ni celos entre el amor propio y aceptación que nos tenemos.
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A su vez, miramos en la mujer de al lado la imperfección perfecta de lo que es ella con esfuerzo y dedicación, con bondad y compresión.
Estamos aquí en equipo, pasando por los senderos más angostos, pero con pie firme dejando huella en la humanidad, desde nuestros principios y anhelos para nosotras y los demás. Es ahora el momento de seguir apoyándonos, comprendiéndonos, respetándonos, amándonos y avanzando juntas más empoderadas que nunca.
Hoy nos queda mucho camino por despejar, muchas mentes que transformar, y varias mujeres que empoderar, para liberarnos de un mundo imponente y desigual.
Por: Ana Vásquez O.
Economista.
Especialista en Finanzas.
Magister en administración financiera.