Hace menos de un mes La Fiambrera había abierto sus puertas en un edificio en La Milla de Oro, en El Poblado. El panorama pintaba bien: un restaurante cuyo principal atractivo era su menú de almuerzo en un sector de Medellín en el que abundan las oficinas. Y llegó la cuarentena. “Se va a quebrar acabando de abrir”, contó Pablo Isaza, amigo de Daniel López, propietario del restaurante.
El viernes 20 de marzo llegó la noticia que todos esperaban, pero que muchos tenían. Colombia debe encerrarse hasta el lunes 13 de abril. El temor se apoderó de López y junto a otros tres socios más hicieron lluvia de ideas. Pablo, que es administrador y coordinador comercial de La Silla Vacía en Medellín, cuenta que después de saber que Daniel había creado una tiquetera para que sus clientes compraran sus almuerzos por adelantado, pensaron en un modelo similar: comprar bonos para que los restaurantes puedan sortear la crisis y pagar, sobre todo, la nómina.
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En menos de 30 horas, entre la noche del viernes y la del sábado había nacido Sunrise. “El nombre, por un lado, habla de que el sol va a volver a salir, pero las primeras tres letras también tienen un mensaje: Salva Un Negocio”, explica Pablo.
Crearon entonces una plataforma en la que las personas acceden, escogen el restaurante y compran bonos que luego podrán redimir en las sedes físicas, “cuando volvamos a la normalidad”, explica Pablo.
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Lo primero que hicieron, fue enviar un formulario por WhatsApp para que los restaurantes se inscribieran y, mientras llegaban los datos (que incluye objetivo de dinero a recaudar y número de colaboradores, entre otros), crearon un sistema que permite que sean los restaurantes los que reciban el dinero. “Esto es un emprendimiento social, no nos quedamos con dinero, la plataforma hace una transferencia directamente a la cuenta de los restaurantes”.
Para el lunes 23 de marzo ya contaban 150 restaurantes publicado, más de 8 millones de pesos recogidos entre 100 restaurantes diferentes. En la lista, tienen 800 negocios de toda Colombia esperando aparecer. El tema es de paciencia, por que solo son cinco y detrás de una plataforma como estas hay muchos manejos técnicos. Aún la está perfeccionando, pero tienen la satisfacción de haber hecho en 30 horas lo que en condiciones normales lleva meses de desarrollo.
Tienen ideas para el futuro, pero hoy se concentran en el ahora. “Pensar a largo plazo todavía es incierto, por ahora estas empresas necesitan ayuda ya, y en eso estamos trabajando”, concluye Pablo.
Por Juan Pablo Tettay De Fex / [email protected]