Con el 8 de Marzo aún fresco, me pregunto: ¿Soy feminista? Y, a sabiendas de que lo políticamente correcto sería un SÍ rotundo, me contesto: “No lo sé”.
¿Qué quieren los hombres?, se titula un ensayo reciente de la filósofa y escritora inglesa, Nina Power, en el que analiza la presencia fundamental de las mujeres en una sociedad mixta, más allá de la algarabía mediática del feminismo furioso, y los estereotipos culturales de la masculinidad, más allá del innegable y fatídico machismo. (Me gustó).
Dice Power: “En el libro defiendo la diferencia sexual. Minimizarla e ignorarla es una maniobra sospechosa. Hay diferencias entre el hombre y la mujer. Hay muchos tipos diferentes de igualdad y no son incompatibles con el reconocimiento de la diferencia. Recibir el mismo salario por el mismo trabajo o tener derecho a votar son ejemplos de la igualdad que no van en contra del reconocimiento de la diferencia. Pensamos la igualdad de manera muy estúpida… Como seres humanos estamos compuestos por diferencias. La postura del feminismo tiene que estar en sintonía con la propia realidad: es imposible pensar en un mundo separatista”. (La Nación, Argentina).
Si ser feminista es creer que todos – sin importar género, raza, religión, procedencia, condición – tenemos idénticos derechos: “Lo soy”. Si ser feminista es querer vengarse de los hombres para cobrarles una deuda histórica: “No lo soy”.
Si ser feminista es condenar la violencia contra las mujeres: “Lo soy”. Si ser feminista es ayudar a que los hombres se liberen de atavismos culturales – no lloran, no usan prendas rosadas, no tienden la cama, la conquista es lo suyo, son violentos por naturaleza…-: “Lo soy”. Si ser feminista es ignorar que vivimos en una sociedad de consumo que saca provecho del feminismo, gracias a unas redes sociales que suelen exacerbar su peor versión y a un discurso que apunta a la división: “No lo soy”.
Si ser feminista es oponerse a que las mujeres tengan que demostrar lo que valen, tengan que soportar que los hombres les expliquen cómo hacer lo que saben hacer, tengan que conformarse con ser competentes segundonas: “Lo soy”. Si ser feminista es rechazar el trato masculino condescendiente -no se ponga brava, tome nota, eso es que está en uno de esos días, tan guapita-: “Lo soy”. Si ser feminista es apoyar la cultura de la cancelación en la literatura, el arte, el cine y hasta en los cuentos infantiles: “No lo soy”.
Si ser feminista es ofenderse con cualquier piropo desprevenido -bellos mini poemas, algunos-: “No lo soy”. Si ser feminista es enredarse la lengua con el lenguaje de género: “No lo soy”. Si ser feminista es sentirse representada por cualquiera que pregone serlo o identificada con movimientos que defienden la causa con sectarismo y fundamentalismo: “No lo soy”. Si ser feminista es discrepar de que la vocación natural de la mujer es casarse y tener hijos: “Lo soy”. Si ser feminista es reconocer lo largo y difícil que ha sido el camino y agradecer a tantas mujeres conocidas y anónimas los pocos o muchos avances que se han logrado: “Lo soy”. Si ser feminista es incluir a los hombres en la conversación: “Lo soy”. (Podría seguir).
ETCÉTERA: En últimas: ¿Soy feminista? Si ser feminista es tener la certeza de que las mujeres somos unas verracas: “SÍ”.