Por supuesto que no están todos los que son, pero sí muchos que por años han recibido el reconocimiento del público gracias a su gran calidad. Si es turista, aquí va muy a la fija, y si es de aquí y no va a salir, aproveche para que los kilos de más, valgan la pena. Gran parte más que negocios comunes, ya son íconos de nuestra región. Feliz Navidad estomacal; escríbame para regañarme por los que me faltaron a [email protected]
Chuscalito: Nada mejor para un chocolate parviado, una bella costumbre muy paisa.
Hato Viejo: Gran embajador de nuestros sabores.
Salón Versalles: Al mejor estilo de los salones de Florida y Lavalle en Buenos Aires, Don Leonardo se mantiene firme con sus sabores desde hace más de 50 años.
Crispino: Pastas y pizzas artesanales para los que saben de cocina italiana.
Fenicia: Cocinas árabe y libanesa auténticas; su cordero es magnífico.
El Astor: Creador de muchas delicias como los moritos, los confites sacamuelas y los sanduchitos de mortadela y huevo.
El Trifásico: Orlando ha sido, es y será el Rey del chicharrón paisa.
El Rancherito: Su parqueadero siempre repleto lo dice todo.
Doña Rosa: Lo que empezó casi como un caspete para venderle chocolate a los ciclistas, hoy un emporio de la cocina criolla.
Sancho Paisa: Un negocio extraordinario de principio a fin.
Club Unión: Toda una institución. Yo le daría el premio a las mejores empanadas de la ciudad.
Club Campestre: Gracias a su chef el santo Job, en este club por fin se está comiendo muy rico.
Al Patio: De la mano de doña Marcela Obando siempre se va a comer muy bien
San Carbón: Una parrilla de primerísima para los amantes de la carne
Queareparaenamorarte: Sin duda alguna, cocina criolla de dedo parado; de todo mi gusto.
El Ché: De los pioneros en carnes, igual de rico, como siempre.
El Tequendamita: Buena cocina, ahora más lindo que nunca.
El Zócalo: Su sazón lo mantiene como uno de mis mexicanos favoritos.
Aquí paró Lucho: En la Minorista, el sitio perfecto para una plaza de mercado extraordinaria.
Taquino: Vive lleno, por algo será.
Montenevado: Vale la pena ir hasta allá por la arepa de chócolo con quesito.
In Situ: Un restaurante magnífico en uno de los sitios más hermosos de Medellín.
La Cantaleta: Si existiera el premio nobel al chicharrón de pierna, se lo ganaban sin duda.
La Tienda del Vino: Por sus carnes y papitas soufflé, un sitio que se tiene que conocer.
Bonuar: Una de las mejores obras de arte del Museo de Arte Moderno.
Podestá: Ahora en Indiana Mall recuperó todo su esplendor; qué bueno, me encanta.
Il Castelo: Ver a Juanes afuera haciendo fila, habla mucho de la cocina sin igual de Luigi.
Frutos del Mar: Por más de 30 años el favorito de los amantes de la cocina de mar.
Mystique: El trabajo del chef Juan Pablo Valencia merece todo mi respeto y admiración.
Carmen: un negocio que le hacía mucha falta a la ciudad por su magnífica cocina contemporánea.
La Cava del Inter: En este hotel siempre se ha comido muy bien.
Crepes and Waffles: Demasiado bueno en cualquier parte del mundo.
Il Forno: Con el súper chef Martín Carrera cada día está mejor.
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Si viene a Medellín, ahí está la Virgen
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