Un transplante le puede significar hasta 20 años más de vida a un paciente. Esta entidad ha realizado desde 2012 más de 383 procedimientos.
Por Daniel Palacio Tamayo / [email protected]
Hace 42 años, cuando se realizaron los primeros trasplantes en el país, la probabilidad de éxito era muy baja. El cuerpo rechazaba el nuevo órgano y en un corto tiempo el paciente fallecía. La historia cambió y se pudo empezar a hablar de buen suceso en una situación paradójica: el trasplante renal a un ascensorista, quien al cabo de algunos años murió, pero producto de un accidente de tránsito y no como consecuencia de la operación.
Claudia Franco, coordinadora operativa de trasplantes del Hospital Universitario San Vicente Fundación, recuerda a Graciela y a Cecilia. Los nombres de estas dos mujeres pasaron a la historia en 1967 por ser las primeras tratadas con un riñón artificial desarrollado en Medellín y que ahora es conocido como Gracec, en honor a la composición de los nombres de las primeras pacientes.
El Hospital inició con el apoyo de la Universidad de Antioquia una unidad renal para realizar diálisis. En 2012 la unidad de trasplantes se trasladó a Rionegro donde han adelantado unos 383 procedimientos.
De la violencia a la vida
La doctora Franco asegura que antes de 2010, cerca del 60 por ciento de los donantes era cadavérico, debido a la tasa de muertes violentas y accidentes de tránsito en la ciudad, y el 40 por ciento restante a enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, con la reducción en la tasa de muertes violentas desde esa fecha, también bajó casi a la mitad el número de donantes.
A raíz de eso, desde 2015 se volvió a abrir la posibilidad de tener donantes vivos, pues la relación entre muertes violentas y naturales estaba en porciones muy similares, pero la lista de espera se seguía ampliando. “Hay muchos pacientes que llevan hasta cuatro años sin poderse transplantar porque no encuentran un donante”, afirma Franco, quien agrega que se empezó un trabajo fuerte de sensibilización de las familias, pues para hacerlo por medio de un donante vivo tiene que ser hasta en un quinto grado de consanguinidad o ser su pareja.
Franco afirma que la relación entre el número de donantes cadavéricos y vivos es de nueve a uno. Y aunque la cifra de donantes vivos viene aumentando en el Hospital pionero en esta práctica en el país, el año pasado, por ejemplo, solo se hicieron dos intervenciones de este tipo. En 2018 van 6.
En el San Vicente Fundación se hacen trasplantes de riñón, hígado, intestino y algunos otros combinados como riñón-páncreas, hígado-riñón, hígado-corazón y multivisceral. La coordinadora de trasplantes afirma que el avance de la ciencia ha permitido que para el caso de la donación de un riñón de un paciente vivo ya se pueda hacer “extracciones casi endoscópicas, lo que mejora el tiempo de recuperación del donante”.