Aunque no es un tema nuevo y mucho menos exclusivo de nuestra Comuna 14, los problemas de convivencia y salud asociados al ruido parecen aquí más recurrentes y de difícil solución.
Vivimos en una ciudad ruidosa. El más reciente informe de Medellín Cómo Vamos lo reseñó de manera clara: el 80 % de las mediciones hechas por las estaciones de monitoreo del ruido en la ciudad superan los niveles permitidos por la norma; en los últimos cinco años no se han registrado mejoras y, con seguridad, 2022 no será la excepción y menos en El Poblado.
Son decenas las quejas que recibimos de parte de lectores desesperados porque el ruido no les permite disfrutar de sus viviendas, sea para ver televisión, para estudiar o para cumplir la imperiosa necesidad fisiológica de dormir. Nos contactan tras agotar la petición al negocio nocturno o al vecino rumbero (algunos pocos se quejan por actividad constructora).
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También llegan luego de pasar por el desencanto de quejarse a la línea 123 o ante las inspecciones de policía o cualquier entidad gubernamental. Casi siempre no pasa nada o la demora es mucha para que algo suceda; entre tanto, el ruido sigue, junto con los riesgos que conlleva. La Organización Mundial de la Salud habla de pérdida de la capacidad auditiva, estrés, cardiopatías y accidentes cerebrovasculares generados por exposición constante al ruido.
“Invito al alcalde Quintero a que pernocte en mi apartamento, de pronto así nos para bolas”. Sergio García, vecino del barrio La Florida.
En la ciudad se ha creado una institucionalidad (a veces paralela) alrededor de esta problemática. Existen, por ejemplo, una Submesa del Ruido liderada por expertos de la Universidad de Medellín, la Personería cuenta con su propio observatorio, y desde instancias como el Concejo de Medellín se han conformado en distintos periodos comisiones accidentales, todas queriendo aportar soluciones.
El ahora representante a la Cámara Daniel Carvalho lideró una de ellas y, desde el Congreso, busca actualizar y unificar la dispersa, engorrosa e inoperante normatividad nacional. En línea con esos esfuerzos, la semana pasada se instaló, precisamente en El Poblado, una nueva comisión accidental del Concejo contra el ruido, la 303 de 2022, encabezada esta vez por el médico y concejal Luis Bernardo Vélez.
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Al acto asistieron más de 50 personas, entre ellos, varios de los lectores mencionados. Se mostraron otra vez tan agotados como esperanzados, “con los ojos chiquitos” de no dormir. Quieren que no haya para ellos más oídos sordos.
Medellín, ¿si Convive la Noche?
En su afán por apoyar la reactivación económica, el gobierno distrital flexibilizó las condiciones para extender el horario de funcionamiento de negocios nocturnos, como bares y discotecas. Se hizo con el Decreto 1070 de noviembre de 2021, el cual permite a muchos establecimientos operar hasta las 4:00 am. Incluso, en diciembre pasado y en la Feria de Flores se autorizó trabajar hasta las 6:00 am. “Este beneficio no ha venido aparejado de una obligación por parte de los negocios para el control del ruido que generan, pese a que ese mismo decreto establece mecanismos de control y vigilancia que no se están cumpliendo”, explicó la concejala Claudia Ramírez, quien recibe las quejas de ciudadanos de toda la ciudad afectados por estas fuentes de ruido nocturno, visitándolos en las horas de mayor estridencia. “Estamos preparando un debate de control político. ¿Cómo es posible que el decreto hable de un Comité de Revisión del programa ‘Medellín Convive la Noche‘? Si existe, es claro que no opera”.
Tras un “modelo de gestión del ruido”
En el vigente Plan de Desarrollo Medellín Futuro 2020-2023 se estableció que esta administración distrital debe dejar listo un “Modelo de Gestión Integral del Ruido”, construcción de la cual participan varias dependencias públicas, coordinadas por la secretaría de Medio Ambiente. Diana Castro, líder de la unidad de Buenas Prácticas Ambientales de ese despacho, aseguró que la estructuración de dicho modelo “a diciembre, iba en un 80 %” y que con él “se busca definir una hoja de ruta clara, con responsabilidades bien definidas para abordar el problema del ruido en la ciudad, que gestione de manera eficiente las quejas que se presenten”. Además de Medio Ambiente, están involucrados en este proceso Salud, Seguridad y Convivencia, Planeación, y Gestión y Control Territorial. Tienen plazo hasta el año entrante para que ese “Modelo de Gestión Integral del Ruido” sea presentado y asumido como norma, mediante un eventual proyecto de acuerdo. ¿Y mientras tanto, qué pueden hacer los afectados?
¿Qué tiene que ver el turismo?
Del turismo que hoy recibe Medellín, 8 % corresponde a negocios; del resto, buena parte es entretenimiento, es decir, rumba. Este año, la ciudad y la región pasaron a ser el segundo destino favorito para el turista internacional, después de Bogotá y por encima de Cartagena. Ese panorama, unido a la laxitud gubernamental frente a la operación de los locales de entretenimiento nocturno, tiene mucho que ver con el incremento de los problemas de convivencia y salud que se viven en varios sectores de la Comuna 14, a causa del ruido.¿Qué tipo de turismo queremos promover? La actual política pública de Medellín en turismo data de 2015. Paradójicamente, hoteles, hostales y viviendas hoteleras son víctimas y victimarios del ruido. Unos, con sus discotecas en terrazas, no dejan dormir a sus vecinos; otros, pierden huéspedes por colindar con bares y discotecas sin control.
4.507
quejas por ruido, entre 2020 y 2022, recibió la secretaría de Salud de Medellín.
366
votos por el proyecto de Presupuesto Participativo, en El Poblado, para adquirir sonómetros; menos de la mitad del sexto más votado y que alcanzó a clasificar.
2
es el número de sonómetros oficiales para medir el ruido de locales, empresas o viviendas
1
estación de monitoreo de ruido ambiental, de las tres ubicadas, en Medellín, está en la Comuna 14 (Politécnico Jaime Isaza Cadavid).