“Ricos pa’ hijuemamas”

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Propongo a Vargas Llosa y me regañan porque, a sus 80 años, viagra de por medio, anda en la cama con Isabel Preysler. Pero yo qué puedo hacer. Insinúo a Doris Lessing y ¡ay!, me crucifican: “Esa gringa es una p… de la peor calaña”
/ Esteban Carlos Mejía

¿Dime a quién lees y te diré quién eres? Tal vez. A lo mejor. No sé. Yo saco la mano del fuego cada vez que recomiendo a uno de los autores que leo. Me gustan a mí, y punto. Muchas veces los he encomendado y otras tantas he salido aporreado. Sugiero a Rubem Fonseca, Rubem de mi corazón, y me lapidan. “¿Qué es eso, por Dios?”, vociferan. “Ese tipo es un degenerado, un crápula, vulgar, detestable”. Pero a mí me encanta Rubem. Propongo a Vargas Llosa como novelista y me regañan porque, a sus 80 años, viagra de por medio, anda en la cama con Isabel Preysler. Pero yo qué puedo hacer si a mí me fascinan La guerra del fin del mundo y Conversación en La Catedral. Insinúo a Doris Lessing y ¡ay!, me crucifican: “Esa gringa es una comunista infame, una p… de la peor calaña”. Pero a mí me gustan las historias de Doris Lessing. ¿No les digo? “Ricos pa’ hijuemamas, aunque ahí caiga yo”. O sea: dime a quién lees y te diré quién eres.

* Día tras día. ¿Y la efeméride literaria de esta semana? Por partida doble: Michael & Guillermo: Miguel & William. Hace cuatrocientos años, según el calendario juliano, el 23 de abril de 1616, moría de fiebre, borracho y contento, en Stratford-upon-Avon el más grande dramaturgo de la lengua inglesa, William Shakespeare, y el mismo día, pero según el calendario gregoriano, era enterrado en el Convento de las Trinitarias Descalzas, de Madrid, el primer profeta de la lengua española, Miguel de Cervantes Saavedra, muerto la víspera por culpa de una diabetes.

Parece que a los dioses de la literatura les gusta mamar gallo. Las obras de Shakespeare son brutales y febricitantes, retratos de la condición humana, sin esperanza ni redención. Cervantes, astuto y burlesco, se inventó dos criaturas inimitables: Alonso Quijano, el ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, y Sancho Panza, su escudero sabio y tosco a la vez. No se sabe qué es mejor: o sufrir con los acontecimientos de Macbeth o morirse de la risa con los disparates del caballero andante. ¡Shakespeare y Cervantes!

* * Body copy. “Mi padre no la ha tocado y parece dormida. Es tarde, no irá hoy con ella. Desde mi cuarto vigilo. Cuando apaga la luz, salgo al pasillo a buscarla, sigiloso. La noche es propicia, es muda, y yo no tendré más opciones. Es mi turno. Cada hombre tiene el suyo y he esperado. Siento que eso circula, sube la médula y se emponzoña en mi cerebro, en mi cuerpo púber. Estoy cargado. Es culpa de él que me entregue a este vicio, no de ella. Ella, inocente, se deja; permite que desahogue esta furia o este amor, repite en el espacio sus palabras y grita; brama y hace ruido como nadie. Hace tanto que lo hacen, que nos acostumbramos. Antes me despertaba a altas horas aturdido por la algarabía de los dos; iba al cuarto de mi madre y ella, indiferente, me apaciguaba con un ‘Tranquilo, amor, que en un rato termina’. Me asomaba por la ventana y los veía en acción, siempre en la misma postura”.

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Boris Ramírez Serafinoff. Fragmento de Puerta condenada (Bolero), del libro de cuentos La música sobrenatural de Emilia Herrera, Editorial Universidad de Antioquia, diciembre de 2015.
* * * Vademécum. ¿Crápula? “Hombre de vida licenciosa”. ¿Febricitante? “Que tiene fiebre o calentura”.
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