Hay una palabra en inglés que me fascina: “kindness”. Es la habilidad de ser amigable, generoso y considerado. La traducción literal es amabilidad, pero creo que también se puede traducir como amoroso. Me encanta esta palabra porque creo que es una de las cualidades más importantes que podemos desarrollar como seres humanos.
Ninguno de nosotros pasamos por esta vida sin enfrentarnos a dificultades. Tenemos dificultades cotidianas como problemas en el trabajo o presiones financieras y otras más grandes como una enfermedad o perder a un ser querido. A veces estas situaciones nos dejan sin aire, con un vacío inmenso y un miedo paralizante. Hay momentos en que no sabemos cómo vamos a salir de ellas; sin embargo, la mayoría de personas sale al otro lado. Esa fuerza que tenemos los humanos para asumir situaciones al límite y sobreponernos se llama resiliencia.
Yo creo que la resiliencia se aprende, se construye y se fortalece. En su libro más reciente, Rising Strong, la doctora Brené Brown nos enseña cómo levantarnos y sobrepasar las dificultades a las que nos enfrentamos. Ella propone este proceso de tres etapas para construir resiliencia:
1. Reconocer
Lo primero es poner atención a lo que está sucediendo dentro de nosotros. Las emociones las sentimos a través de sensaciones físicas. Por ejemplo, podemos sentir un vacío en el estómago o tal vez un dolor en el pecho. Estas sensaciones nos indican que hay algo que nos está molestando. Una vez reconocemos que algo sucede, entonces debemos tener curiosidad para descubrir qué es.
2. Enfrentar
A nuestra mente no le gusta la incertidumbre, así que cada vez que nos enfrentamos a una situación sobre la cual no tenemos toda la información, nos inventamos una historia. Por ejemplo, si estamos en un lugar social y alguien nos mira mal, podemos pensar que no le caemos bien a esa persona. Esta historia que creamos para explicar lo sucedido, define cómo vamos a reaccionar y qué tan rápido nos vamos a recuperar. Si la historia que creamos nos dice que le caemos mal, entonces es probable que la próxima vez que veamos a esa persona nos distanciemos y se dañe aun más la relación. Estas historias no son necesariamente verdad, son la manera como en principio vemos la situación. Este segundo paso consiste en enfrentar los hechos y tener claridad sobre lo que es cierto. En el ejemplo anterior, podemos ir a la persona que nos miró mal y preguntarle si hay algo que le molestó. Al enfrentar los hechos empezamos un diálogo que nos ayuda a recuperarnos más rápido.
3. Revolucionar
Es cuando convertimos este proceso en nuestra manera de vivir. Constantemente estamos poniendo atención a lo que está sucediendo dentro de nosotros: ¿Qué estamos sintiendo? ¿Qué historia estamos creando? ¿Cómo nos está afectando? Así mismo enfrentamos los hechos y creamos historias que nos dan fuerza y valentía para seguir adelante.
Hoy te invito a que revises las historias que estás creando para explicar lo sucedido. Aunque sé que estas historias se pueden sentir como si fueran 100% verdad, intenta enfrentar los hechos y encontrar una historia que te dé fuerza para seguir adelante.
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