Réquiem por Los Balsos

Los Balsos está muriendo. La pusimos a recibir una cantidad extravagante de tráfico (todos los caminos conducen a Los Balsos). Y también porque, más que diseñada, fue perpetrada.

Hasta hace poco Los Balsos era una loma relativamente tranquila. Trancones había, claro. Pero cortos y manejables. Se subía y bajaba fácil. Evacuaba su carga vehicular sin traumatismos hacia las transversales, la 43A o Las Palmas.

Todo empezó a cambiar cuando, en parte por el proyecto de Valorización, esta loma quedó graduada como la arteria principal de El Poblado. Para ingresar o salir, y también para circular dentro del barrio.

Subiendo, recibe buena parte del tráfico del puente de la 4 Sur, sumado a lo que le llega por la Regional, Las Vegas y por la 43A. Luego, le entra por la Superior carga adicional de Envigado y de San Lucas.

Muchos de esos vehículos van hacia Las Palmas, por lo general buscando el aeropuerto y el Oriente antioqueño. Además de incontables fincas, parcelaciones, conjuntos y restaurantes. Sin olvidar que Los Balsos está bordeada de colegios, generando colas todos los días entre 3 y 4 p.m.

Bajando, recibe una fracción muy importante del tráfico de Las Palmas. Además de los que entran por la Superior procedentes de Envigado y de San Lucas. Recoge El Tesoro y su zona de influencia, recoge la Inferior y, en general, la usa todo el que necesite acercarse a la 43A, a Las Vegas o a la Regional.

Los Balsos está muriendo. Muriendo, al menos en su pretendido papel de conexión eficiente entre Oriente y Occidente del Valle de Aburrá. Porque la pusimos a recibir una cantidad extravagante de tráfico (todos los caminos conducen a Los Balsos). Y también porque, más que diseñada, fue perpetrada.

Iniciando desde el puente de la 4 Sur, cuatro carriles en cada sentido, luego dos y luego, poco después de la Superior, ya con todo el tráfico que va hacia Las Palmas, solo un carril. Receta típica para un embudo eterno. Con múltiples entradas y salidas a ambos lados. Resultado: fila india constante, justo en la zona de mayor pendiente. Altísima vulnerabilidad ante cualquier incidente menor. Un rayón trastorna media ciudad.

Un proyecto de Valorización que se enfoca en mejorar los cruces y ampliar algunas avenidas dentro de El Poblado, pero que olvida darle buenas entradas y salidas al circuito -o decide no hacerlo- está destinado a fracasar. Cosa que venimos advirtiendo varios opinadores desde hace más de cinco años.

Entonces los máximos perdedores son los vecinos más cercanos de las vías importantes, quienes, por esa lógica inversa que acompaña el proyecto desde su concepción, probablemente figuren entre los máximos contribuyentes.

Vecinos que la han visto evolucionar desde ser una loma más, con tráfico bajo y fluido, hasta convertirse en una especie de aborto de gran avenida. Un obstáculo a la circulación, una fuente permanente de estrés y contaminación.

Es de esperar que una vez entre en funcionamiento la transversal de la Montaña, llevando tráfico entre el Escobero y Las Palmas, se note alguna mejoría temporal. Y que el Túnel de Oriente, aunque en menor medida, también contribuya.

De lo contrario, en pocos años estaremos pensando que en 2019 aún vivíamos los buenos tiempos para el tráfico en El Poblado.

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