Consultamos con expertos para analizar el fenómeno de los ataques colectivos en redes sociales que estallan tras cada tema: política, deportes.
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A pesar de su desarrollo exponencial y sus múltiples ventajas para conectarnos con seres queridos y conocidos, las redes sociales se han convertido en un espacio para disparar comentarios de odio y visibilizar lo peor de los seres humanos.
Coincide con el aniversario 115 del nacimiento de George Orwell, uno de los escritores de ficción más reconocidos en la historia de la literatura, quien a través del texto titulado 1984 -una de sus obras icónicas, publicada en 1949- predijo dinámicas que vivimos en la actualidad.
Según el MinTic, el 75% de los colombianos no saben qué hacer cuando reciben insultos por medio de las plataformas digitales.
¿Algún lector del momento hubiera pensado que ese mundo ficticio se convertiría en realidad? En el libro encontramos una similitud muy grande entre lo que el autor denomina “Dos minutos de odio” y la dinámica actual en las redes sociales. “Frente a la gran telepantalla (…), antes de que el odio hubiera durado treinta segundos, la mitad de los espectadores lanzaban incontenibles exclamaciones de rabia”.
En la actualidad esa pantalla a la que hace referencia Orwell se ha convertido en nuestros dispositivos que mal utilizados pueden ser una herramienta para multiplicar la ira. Por eso las agresiones, las cadenas de difamación, las noticias falsas y la réplica de información sin verificar son fenómenos de este escenario de caos.
Para el docente investigador de la Facultad de Derecho del CES, Diego Martín Buitrago, “las redes sociales son lo más neutro que puede existir, no son ni buenas ni malas, el problema es el uso, estamos en una corriente de desafortunado mal uso”.
Frente a este punto vale la pena reflexionar sobre si el uso de Internet ha permitido que el ser humano se haya vuelto más agresivo o si este espacio visibiliza más este comportamiento, pues el estar frente a una pantalla crea una forma diferente de interacción que evita una inhibición para publicar información malintencionada.
“Las redes sociales liberan de ese control cultural y social que se ha tenido sobre nuestros impulsos, liberan de esa presión inmediata, nadie me está viendo, nadie me conoce, muy pocos saben quién soy yo”, afirma Ómar Alonso Urán, sociólogo de la U. de A.
“Es un nuevo aprendizaje que le toca a esta cultura de las redes sociales empezar a construir, no todo lo que leo es verídico, me toca empezar a dudar de lo que estoy viendo para abstenerme de reaccionar de inmediato”, ratifica el docente.
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El reto es muy grande, pues la nueva dinámica social implica una formación en cómo ser usuarios responsables de Internet y las redes sociales. Nuestra cultura tendrá que adquirir la costumbre de dudar ante cualquier tipo de información y de entender las consecuencias que puede traer las agresiones que en este espacio se realizan.