Leyendo en estos días en Instagram a Perla Toro, columnista de estas páginas, sobre su fantástica experiencia en Edimburgo, Escocia, y su reflexión sobre que la gente no le preguntaba por criminales sino que le hablaba de Luis Díaz, el futbolista colombiano del Liverpool, caí en la cuenta de que en mi fabulosa estadía que va por ocho meses en Portugal tampoco nadie se ha referido a bandidos; al contrario, les brillan los ojos y alzan la voz al recordar a Falcao, Jackson, Guarín, James y Matheus y sus hazañas en el Porto.
Cuando llegué, estaba en furor la serie de Sofía Vergara en Netflix y pensé que las referencias a criminales serían inevitables. Y nada. Con Colombia salta una chispa de cariño, de admiración.
Ni una sola mención, aunque sí hay una pregunta que nos deberían hacer. Y que nos debería avergonzar: ¿Por qué en Colombia no tomamos sus vinos? Qué pena con los portugueses.
Porque Colombia está tomando más y más vino. Es un mercado de USD$330 millones al año y en 2022 vendió 43 millones de botellas. Más vino al punto que reporta Nielsen que es la segunda bebida alcohólica más vendida del país después de la cerveza. Las mayores transacciones se enfocan en Chile, España y Argentina. También Italia y EE. UU. De Portugal, muy poco.
Y qué pena. Porque es un origen de reconocimiento global, tiene vinos auténticos, sus regiones expresan diversidad en la copa y las cuentas calidad-precio dan, con botellas entre $23.000 y $84.000. El más conocido puede ser Pinta Negra, que está en D1 y hace muy bien la tarea, y otras marcas ganan visibilidad. Pero es poco.
Con las fortalezas, también hay debilidades, señala Aicep Portugal, Agencia de Inversiones y Comercio Exterior, como la baja representación de su gastronomía en Colombia y desconocimiento de las cepas autóctonas. Para la muestra: la blanca Fernão Pires o la tinta touriga nacional.
“Portugal es un enigma, aunque tiene muy buenos vinos”, dice Juan Pablo Castaño, gerente del canal on trade de Dislicores. “Chile es el origen líder en importaciones y Argentina y España se han equiparado en el segundo lugar”. Como sommelier, Adriana Morales analiza que “el consumidor se orienta por las variedades conocidas. Ante las menos comunes, se siente nervioso. Pero Portugal es uno de los países más interesantes de probar. No usa tanta barrica y respeta su riqueza varietal. Me encanta”. La empresa Portugal Vineyards ratifica las ventajas: tenemos el generoso más famoso del mundo, el Oporto, y el que mejor acompaña los días de calor, el Vinho Verde.
Adriana, también docente de la Mariano Moreno, añade que “es compatible con nuestros conceptos gastronómicos”, así que las posibilidades están sobre la mesa y, para comenzar, deberíamos revisar mitos y zonas de confort.
Mientras tanto, yo seguiré haciendo la tarea, llevando a mi copa alvarinho, castelão, touriga franca o trincadeira. Y correspondiendo la chispa de cariño y admiración.