Estoy viviendo, posiblemente, la mejor y a la vez, la más compleja etapa de la vida: en pocas semanas seré papá por primera vez. Estos meses han sido de mucho movimiento, dudas, miedos y, lo más importante, de acompañar a mi esposa. Sí, acompañar a las madres que son increíbles, y que tienen la grandiosa capacidad de dar vida.
Para Valen y para mí ha sido un proceso increíble. Claramente, para ella, aún más, pues todos los cambios seguro tienen mucho movimiento emocional. Pero, dentro de este proceso, nos hemos dado a la tarea de estudiar, preguntar, mirar mucho sobre educación para bebés y, claramente, tratamos de imaginarnos cómo educar, qué enseñar, y darle al mundo un buen ser humano. Ese ha sido el mantra: Apolo será un gran ser humano.
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Para ello, hemos empezado a escuchar música, leer libros y recibir información muy valiosa. Al recibir esta información, particularmente una canción llamada El virus de la risa, le dije a Valen: “Esta canción la deberíamos escuchar los adultos”. A lo que ella respondió, entre risas: “Total”.
Puedo asegurar que nuestros padres, nuestros abuelos, bisabuelos, etc, etc, han querido dejarnos la mejor educación; pero, ¿en qué momento todo cambia?. He estado muy inquieto con esto, las canciones tienen estrofas como: “estamos todos contagiados con el virus de la risa”, ¿se imaginan que fuera verdad?, tendríamos un mundo mejor.
Por otro lado, un libro increíble de Oliver Jeffers dice: “La gente viene en muchas formas, tamaños y colores. Tal vez nos veamos diferente, actuemos y hablemos diferente, pero no te confundas, todos somos personas”. ¿En qué momento se nos olvidó todo esto?, porque al crecer dejamos de ser como niños.
Hoy en día vivimos en una compleja epidemia que se concentra en grandes afectaciones a la salud mental: ansiedad, depresión, miedo, rabia y que, a largo plazo, se traducen en enfermedades como el cáncer. Por eso, aunque suene romántico o utópico, creo que un bonito antídoto es recordar esta etapa de nuestras vidas.
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Se dice que la mejor forma de educar es con el ejemplo. Si ponemos en práctica El virus de la risa, por ejemplo, en nuestro día a día, seguramente nuestros hijos verán la importancia de ser buenas personas. Si ponemos en práctica el: “todo va a estar bien”, en los momentos de depresión o ansiedad, seguro podremos atravesarlas de una manera mucho más compasiva.
Lo que quiero decir con esto es que desde chiquitos tenemos las herramientas para trabajar nuestra salud mental y las dejamos o, puede ser que no las recordemos, pero están ahí. Podemos aplicarlas, volvamos a ellas y apliquémoslas.