Un estudio clínico llevado a cabo en el el Reino Unido reveló que la dexametasona podría reducir los riesgos de mortalidad en pacientes hospitalizados graves por COVID-19.
La dexametasona, primer medicamento aprobado para tratara el nuevo coronavirus, es un medicamento antiinflamatorio utilizado desde 1960.
La dexametasona fue una de tantas opciones probadas en el Recovery, un estudio clínico que se desarrolla en el Reino Unido desde principios de marzo con el objetivo de encontrar medicamentos existentes que sirvan para tratar la COVID-19. Otros medicamentos probados no han sido efectivos.
Esta medicina demostró ser útil para disminuir la mortandad de pacientes. Elsy Cristina Sierra, médica internista de la Universidad CES, recordó que los resultados preliminares mostraron que la dexametasona redujo en un 35 % el riesgo de morir en pacientes con soporte ventilatorio y en un 20 % en los que estaban en terapia con oxígeno suplementario.
La dexametasona se ha usado para tratar pacientes con síndrome de distrés respiratorio agudo (SDRA), por lo que fue probada en pacientes son sintomatología aguda.
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Por ahora, no hay evidencias clínicas que demuestren que la dexametasona sea efectiva en pacientes con síntomas leves aislados en casa. “Solo debe ser usada en personas hospitalizadas y en estado crítico. Es muy importante que las personas sepan esto para que no automediquen pues se corren riesgos”, recomienda Elsy Cristina Sierra.
Entre los efectos secundarios de la dexametasona se encuentran aumento en presión arterial, aumento en los niveles glucosa en la sangre, al disminuir sistema inmune se aumenta el riesgo de adquirir otras infecciones bacterianas, descalcificación de huesos y artritis, sangrados. “No se recomienda uso indiscriminado“, concluye la doctora Sierra.