Estudios diversos comprueban una realidad: el grupo de personas mayores aumenta todos los años. En décadas pasadas, atravesar la línea de los sesenta se convertía en el fin de la vida, en la antesala a la muerte. Ahora, llegar a esa edad, trae otras opciones.
Los setenta son los nuevos sesenta, los cincuenta los nuevos cuarenta, y así sucesivamente, dicen algunos que analizan las tendencias modernas y los cambios en los grupos de edad. Estas afirmaciones se deben en gran parte al aumento en la extensión de vida. Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, DANE, la esperanza de vida, entendida como el número de años que viviría una persona, siempre y cuando se mantengan las tendencias de mortalidad en cierto período, es de 74 años.
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El país con mayor esperanza de vida en América lo tiene Cuba, con 78 años, y el menor, Bolivia, con 65 años. Japón es el país que supera todos sus récords: sus habitantes viven un promedio de 82 años, y ese número continúa en aumento. Estudiosos de las tendencias atribuyen este porcentaje a varios factores: alimentación, ejercicio físico, factores genéticos, un buen sistema de salud y creencias como “ikigai”, que invita a tener una vida con propósito. Si volvemos a Medellín y revisamos las estadísticas más recientes, encontramos que alrededor del 16 % de la población está en este rango de edad. A propósito del aumento de la esperanza de vida, el escritor israelí Yuval Noah Harari dice que esta aumentará cada vez más gracias a la biotecnología y dependiendo del poder adquisitivo.
Consciente del crecimiento de este grupo de personas, sus necesidades y cambios en la forma de asumir el paso del tiempo, la empresa privada y las autoridades trabajan para que haya más opciones o cambios de mentalidad. De acuerdo con la secretaría de Inclusión de Medellín, hay tres desafíos respecto a este grupo de personas: crear conciencia sobre la importancia de prepararse para este momento de la vida, revisar la alimentación y sustancias consumidas desde la juventud y aceptar la vida social y el contacto con otros como una parte vital.
Este organismo de la Alcaldía de Medellín tiene presente que el aumento de este grupo requiere políticas públicas. Y parte de esto son las actividades organizadas como parte de la Semana de las Personas Mayores, que se realiza entre el 23 y 29 de agosto en la ciudad.
Disfrutar el conocimiento
Estudiar sin presión es una de las ventajas de quienes deciden aprender en esta edad. Uno de los lugares más reconocidos en la ciudad es la Academia Yurupary. Alejandro Arango, su director, cuenta que se creó hace 36 años. “En Yurupary, las personas mayores conviven con gente de todas las edades y se da un intercambio generacional muy interesante. Hemos visto que tres generaciones de la misma familia (abuela, madre e hija) compartieron el mismo curso”. Y agrega: “Este es un espacio en el cual se construyen relaciones de amistad muy profundas, lo que para los adultos mayores es muy gratificante, ya que se encuentran en un momento de la vida en el que no es fácil entablar nuevas relaciones”. A este lugar se suma “Saberes de vida”, un programa de la Universidad Eafit que es coordinado por Maria Victoria Manjarrés. Sobre esta iniciativa que cumplirá 20 años en septiembre, cuenta que “lo más bonito es ver el cambio de percepción sobre el envejecimiento. Se ha superado ese concepto de que después de cierta edad se va a la universidad a pasar el tiempo. Ofrecemos diplomados y cursos semestrales en temas como botánica, geopolítica o funcionamiento de los objetos”. Y sueña con llegar a otros países hispanohablantes. A estas opciones se suman “Casa de la Felicidad”, un programa de la Universidad Pontificia Bolivariana, y los cursos de Comfama para este grupo de personas a los que ha denominado “plenarios”, por considerar que están en la edad de la plenitud.
Viajar y tener otras experiencias
Muchas de las personas mayores aprovechan este momento de su vida para viajar y vivir experiencias nuevas con la guía de personas apasionadas ante la diversidad del mundo. Uno de ellos es Carlos Arturo Fernández, doctor en Historia del Arte de la Universidad de Bolonia, Italia, y doctor en Filosofía de la Universidad de Antioquia. Durante tres décadas ha guiado viajes culturales a diversas partes del mundo, y donde gran parte de los asistentes son personas mayores. Con la compañía y apoyo de Luz Gabriela Gómez, se ha convertido en un referente de viajes para este tipo de público. Cuenta que han podido conocer otros países gracias a su oficio de historiador de arte en la Academia Yurupary y en la Universidad de Antioquia.
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Desde 1988 y hasta ahora, ha estado en 32 viajes. A partir de esta experiencia, ambos lanzaron el proyecto “Bitácoras de viaje”, apoyado por Sura, y en el que a través de podcast las personas pueden conocer más sobre un destino y su cultura.
A propósito de Sura, esta última institución ha sido consciente del aumento de este grupo de personas, y por eso han creado el Plan Complementario 60 más, a través del cual ofrece la posibilidad de asistir a actividades de entretenimiento, diversión y encuentro que integran su llamada dimensión social. A opciones como esta se suma “Canas al aire”, un programa organizado por el Inder, a través del cual las personas pueden acceder a una programación gratuita deportiva y cultural.
Vivir de otra forma
En ciudades como Medellín hay varias opciones para las personas que avanzan en edad y quieren contar con condiciones que les permitan asumir otra etapa de la vida.
Actualmente Medellín cuenta con 28 Centros Vida Gerontológicos que están localizados en distintos barrios de Medellín. En el pasado, hasta estos lugares llegaban las personas durante el día para recibir alimentación, recreación, salud y bienestar. Actualmente y con la llegada de la pandemia cesó su funcionamiento y parte de la ayuda se trasladó hacia sus hogares. A propósito de esto, el concejal Luis Bernardo Vélez hizo un llamado a la Alcaldía para que lo reanude. Además, la secretaría de Inclusión cuenta con los llamados “Dormitorios Sociales”, habitaciones localizadas en el centro de Medellín a las que pueden acceder personas sin hogar.
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Respecto a las opciones privadas, en barrios como Laureles y El Poblado hay hogares donde es posible vivir con el pago de una mensualidad. Además de la presencia de personal capacitado, mobiliario e infraestructura especializada, hay actividades diseñadas para gustos diversos. Un ejemplo de estos lugares es Casa Nua, localizada en el sector de San Lucas, en El Poblado. Bernardo Asuaje, empresario líder de este proyecto afirma que su misión es llevar esta idea a otras ciudades y países, y para ello se invertirán más de 200 mil millones de pesos: “Se convertirá en el hogar de cientos de adultos mayores en Colombia y en América Latina”.