En el año 2017, el economista Richard Thaler fue premiado con el Nobel de Economía por su contribución a la economía conductual a través de la “teoría de un pequeño empujón”, en la que se busca ayudar a la población a tomar mejores decisiones que la beneficien a largo plazo. Thaler demostró cómo ese “empujón” puede ayudar a las personas a ejercer un mejor autocontrol en muchas situaciones de la vida; como el ahorro, la salud, el deporte e, inclusive, las relaciones sociales.
La teoría desafía la noción tradicional de que las personas siempre toman decisiones racionales y autónomas, y propone un enfoque más realista que tiene en cuenta los sesgos y limitaciones cognitivas humanas.
Un ejemplo cercano y cotidiano es la actividad física, que para muchas personas implica un gran esfuerzo. Aquí entra en juego el sesgo del presente, en el que se prefieren tentaciones que ofrecen gratificación inmediata (como dormir más, disfrutar de una película o pasar tiempo en redes sociales) en lugar de aquellas que proporcionan recompensas a largo plazo (salud física, financiera o mental).
La forma en que las ciencias del comportamiento llaman a esta estrategia de “empujones” es la aplicación de nudges. Los científicos del comportamiento la mencionan con frecuencia, y lejos de ser un concepto complicado, es bastante simple y puede ser fácilmente adoptado por cualquier persona.
Un nudge es una manera de influir en los procesos automáticos del cerebro mediante pequeñas modificaciones en el entorno o en la presentación de opciones, de modo que, sin un esfuerzo consciente, se opte por mejores decisiones, esto se debe a que el contexto en el que se toman decisiones siempre da forma a las elecciones.
Regresando al ejemplo de la actividad física, algunos nudges son:
- Preparar la ropa deportiva y dejarla en un lugar visible.
- Utilizar recordatorios visuales como notas en el espejo del baño o programar una alarma en el teléfono
- En lugar de hacer largas sesiones empezar por cambios pequeños como caminar en lugar de tomar el ascensor.
- Usar una app o reloj inteligente que cuente los pasos diarios y permita fijar metas alcanzables.
- Comprometerse con alguien cercano para hacer ejercicio.
Un buen arquitecto para la toma de decisiones identifica los sesgos y diseña el contexto que está a favor del objetivo deseado, ya que confiar en exceso en la voluntad y la motivación no resulta ser eficaz, a esto es a lo que se llama sesgo de optimismo. Es preferible reconocer la racionalidad limitada y modificar el entorno para hacer más fácil la realización de una actividad, o en otros casos aplica hacerlo más difícil, como en el caso del uso del celular o los alimentos poco saludables.
Inicialmente, se está modificando el contexto, hasta que el cerebro genera y fortalece nuevas conexiones cerebrales y luego de muchas repeticiones se convierte en un proceso automático y a esto es a lo que se conoce como hábitos. Es decir, el cambio se puede iniciar con nudges que repetidos una y otra vez harán que lleguen a ser innecesarios. Se trata de empezar con pequeños empujones para lograr grandes cambios.