Por Luisa Martínez
Al Parque Ambiental Bosques de La Frontera –con cerca de 32 mil metros cuadrados– se adicionará una segunda etapa con la que aumentará a 70 mil metros cuadrados. Según informe de la Secretaría de Infraestructura Física, la Alcaldía de Medellín adquirió un lote en La Frontera, perteneciente al barrio Diamante #2, a finales de 2014. El valor de los diseños y estudios tiene un valor de 163 millones y contempla los parques de San Antonio y el Vergel, en otras zonas de la ciudad.
Desde que el parque se abrió hace tres años -en la calle 18 sur con la carrera 43A-, los vecinos del sector lo han considerado como un pulmón verde que aporta nuevos aires en medio de vías y edificaciones. Por eso el pedido ha sido que se mantenga el carácter ambiental de este espacio y protegerlo de la llegada de otro tipo de actividades que alteren la convivencia.
“Celebramos la inversión, pero teniendo en cuenta que los parques se convierten en un problema social, se debe conservar como un espacio para servicios ambientales”, indica José Fernando Álvarez, coordinador de la Mesa Ambiental. Con “problema social”, Álvarez se refiere a las situaciones que han padecido en el barrio como consumo de drogas y de licor, estacionamiento de vehículos con música a alto volumen y el aumento de la inseguridad.
El líder cívico asegura que gracias al apoyo de la Secretaría de Gobierno y de la Policía se han podido controlar esta situaciones, sin embargo señala que “en La Frontera el atraco ha aumentado y da miedo que el parque, como un punto de encuentro, se vuelva foco de inseguridad y de desorden”.
La preocupación es tal, que los vecinos han solicitado a la Alcaldía el cerramiento del parque y que se restrinja el ingreso en la noche, según afirman, por “su derecho a la tranquilidad”.
Espacios posibles en la nueva etapa del parque
La petición de los residentes es que el espacio destinado a zonas duras sea el mínimo. Según Álvarez, los posibles escenarios de la nueva etapa, presentados por la Secretaría de Infraestructura, y que aún están en discusión con la comunidad son un vivero, un laboratorio ambiental, una plazoleta y un local comercial.
Álvarez expone que otra de las dificultades es el acceso al parque desde la avenida El Poblado, lo que exige la ampliación de la calle 18 sur y la construcción de andenes. De hecho, vecinos proponen la construcción de un puente peatonal que cruce la avenida. Por su parte el líder llama la atención sobre la necesidad de tener una ciclorruta por la 43A, que conecte La Frontera con el parque de El Poblado. La Secretaría de Infraestructura Física lo tiene dentro de sus objetivos.
“No queremos infraestructura para la criminalidad”
El viernes 18 de septiembre Mauricio Castaño, vecino del parque ambiental, fue víctima de un hurto dentro de un bus. “Me montaron todo un teatro, tocaron el timbre como si me hicieran un favor y un tipo fingió que lo cogió la puerta. Mientras otros lo auxiliaron, me sacaron el celular del bolsillo”. El viernes 25 de septiembre, otro incidente lo puso más en alerta: el homicidio de un estadounidense por resistirse a un robo cuando se bajaba de un taxi en la Milla de Oro.
Llama la atención sobre este asunto porque, según afirma, “El Poblado se está llenando de criminales. En los parques predominan los consumidores y los distribuidores. Por eso varios vecinos estamos sintonizados con lo que debe ser un parque ambiental, no queremos obras de infraestructura para la criminalidad sino un diseño amigable con el medio ambiente y la convivencia”. En ese sentido Mauricio y otros residentes se preguntan por qué en las reuniones de trabajo con la ciudadanía no están presentes la Secretaría de Medio Ambiente y el Área Metropolitana, que son las entidades competentes.
Según la Secretaría de Infraestructura, el parque debe ser un punto de encuentro y de esparcimiento para los habitantes de la comuna 14. “Es un pulmón verde para este sector y la idea es conservar y potenciar esa condición con programas educativos en sostenibilidad ambiental y silvicultura” .
Desde la perspectiva de la Alcaldía, “el Parque actual tiene un carácter contemplativo, la gente puede ir a caminar y sentarse a leer un libro, cuenta además con unas aulas ambientales donde se dictan talleres, sin embargo, también hemos hecho la lectura de las falencias y se han recibido solicitudes para fortalecer la seguridad, dar mantenimiento a los espacios verdes, dar continuidad en la movilidad peatonal y generar espacios de recreación”.
En cuanto a las convocatorias para hablar sobre el futuro del parque, Mauricio Castaño piensa que podrían ser más amplias. “No ha habido suficiente participación de la comunidad. Nos gustaría que los funcionarios de la Alcaldía nos escuchen, porque seguro puede salir una propuesta para la ciudad”, agrega.