En algo coinciden los expertos y es en que los padres deben responder por el vínculo. Eso significa que, vivan juntos o separados, su obligación es cultivar la relación con sus hijos.
Según Juan Esteban Cano, psicólogo clínico, magíster en terapia de pareja-familia, los padres deben tener una buena relación para dar las instrucciones adecuadas a los menores y vivir de acuerdo con la realidad de cada familia. “Quedaría el hijo en la mitad, como siempre pasa y no sabe para dónde coger y a quién hacerle caso”.
Al respecto, Lina Marcela Estrada Jaramillo, abogada especialista en Derecho de familia y docente de UPB, concuerda con Cano, cuando dice que la comunicación entre ambos es muy importante. “Es posible que ya no sean pareja, pero siguen siendo padres, separen las dos cosas porque es un vínculo que van a tener toda la vida”.
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Ya sea en tiempos normales o de cuarentena, los hijos son los que deben aceptar los tiempos que los padres definan para estar juntos, indica Cano. No obstante, asegura Lina Marcela, que es bueno escuchar a los niños, puesto que ellos a veces aportan soluciones que a los adultos ni se les ocurren.
Sobre las reglas
“Como papás nos enredamos la vida y por eso es importante que las reglas que haya en la casa del papá, por ejemplo, sean las mismas en la casa de la mamá, que haya rutinas. “La complicación real está es en los padres, los hijos se deben adaptar a los adultos, no ellos a los hijos”, explica Cano.
De igual manera, entre los padres deben establecer cuáles son los principios que no se negocian, esto les dará a los hijos una estructura en su psique mucho más sólida. “Cuando un niño de ocho años en adelante percibe que alguno de sus tutores flaquea, intenta manipular por obtener un beneficio, este es el eslabón más flojo, a este le caigo”, indica Juan Esteban.
Si los padres están sólidos, los hijos saben cuáles son las reglas, explica el experto.
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Consecuencias de sus actos
En cuanto a los castigos, el profesional advierte que es un tema más delicado. “Comúnmente es considerado como algo fuerte, agresivo, yo prefiero hablar de consecuencias”, dice Cano.
Lo más importante, opina Juan Esteban, es que los padres estén claros en cuáles van a ser las consecuencias de un mal comportamiento. “Entra un punto clave y es que se implementan en tres aspectos: lujos, caprichos y excesos”.
“No lo voy a castigar impidiéndole ir a fútbol, pero si me pide un dulce que le gusta mucho, no se lo voy a dar. Tampoco podrá jugar Play Station. Las consecuencias serán que tiene menos tiempo en el videojuego o no podrá jugar un día”, aconseja el profesional.
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Y en cuanto a las recompensas, el experto revela que a veces los padres caen en excesos. “Con ellos –los hijos- es importante tener un equilibrio, exigencia cariño, dar tiempo, atención, dar recursos, siempre dar”.
“Cuando yo doy debo exigir algo mínimo, un agradecimiento, un cumplido en ciertas labores, exigencia es inculcar y pedir un buen trato a hermanos y padres”, por ejemplo.
La tecnología ayuda
En términos de contacto y comunicación, explica Estrada Jaramillo que “tenemos una pandemia con muchos elementos de comunicación, videollamada, WhatsApp, teléfono, y estas herramientas permiten que las familias estén en contacto, ya la cuestión es ser creativos”, comenta.
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Explica Juan Esteban, que el plan de acción debe ser ajustado a cada hijo, pero los papás deben trabajarse para implementar esas rutas y trabajos personalizados con cada menor.
“La firmeza en el niño es la estabilidad en el adolescente, cuando hay firmeza clara en lo que deben hacer y cumplir serán personas mucho más estables y autorreguladas antes los comportamientos y las presiones”, puntualiza Cano.
Estrada Jaramillo recomienda como última instancia la Comisaría de Familia, según explica, lo ideal es agotar primero el diálogo entre padres para concertar tiempos. Si ello no es posible, buscar la mediación de un abogado de familia intentando llegar a un acuerdo y si no hay facilidad de negociación, ahí sí acudir a los centros de conciliación.