Obras del Museo Ed.227/Fachada del edificio

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La primera obra de arte que encuentra el visitante del Museo de Antioquia es el edificio mismo. Y su primera sorpresa será descubrir la calidad de una arquitectura, olvidada en medio del caos que caracterizó por años el sector céntrico de la ciudad.

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El edificio del antiguo Palacio Municipal es obra de Martín Rodríguez, socio de la oficina de arquitectos de H. M. Rodríguez e hijos, la primera que existió en la ciudad. En 1932, en un concurso abierto por el Concejo, fueron escogidos los planos de este joven arquitecto, nacido en 1903. La construcción se inauguró sin terminar en 1937, y en ella se integraron, además, las pinturas al fresco de Pedro Nel Gómez.

La novedad que representó en su momento puede todavía imaginarse si se compara con otras construcciones terminadas en los mismos años, como la Catedral, la Gobernación o la Facultad de Medicina. El edificio de Martín Rodríguez parece más moderno que todo lo realizado hasta ese entonces: no es sólo un edificio nuevo para el Municipio sino, además, la imagen del ideal futuro para la ciudad.

Esta significación se basa, ante todo, en la habilidad de Martín Rodríguez para utilizar referencias a una arquitectura de evidente actualidad en su tiempo; en efecto, el Palacio Municipal presenta las características propias del Art Déco, que corresponde a una de las tendencias más fuertes entre las dos guerras mundiales.

En la dirección del Art Déco debe mirarse la clara geometría del edificio. Las fachadas presentan un esquema de repetición de formas simétricas rectangulares de absoluta simplicidad, donde la decoración se confía al uso del ladrillo y del cemento, y a la calidad del trabajo en hierro forjado y madera; todo es coherente y las formas escultóricas se repiten en los pequeños detalles de puertas y ventanas. Por otra parte, la claridad se presenta también en la planta del edificio, con sus dos patios simétricos, en tres plantas con amplios corredores y un predominio de exigencias funcionales.

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La generosa escalera principal, que es como una especie de salón donde las personas se encuentran a medida que suben, es un elemento más que viene a recordarnos que este edificio fue la mejor obra de su tiempo, la más bella construcción Art Déco en la ciudad que, según se dice, fue la más bella ciudad Art Déco de América Latina. Y todavía hoy el palacio del Museo de Antioquia es, quizá, el edificio más deslumbrante de Medellín.


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