La nueva normalidad que comenzó este primero de septiembre en Medellín y el área metropolitana incluye tres tipos de personas: las que no van a salir para nada porque les da susto; las que salen porque tienen que trabajar (unos todos los días, otros no) y las que saldrán porque están cansadas del encierro.
Ese es el panorama previsto por Nicolás Cadavid, docente de Psicología de la Universidad CES, y establecido en conversación con Vivir en El Poblado.
Según el profesional, “tenemos que entender que esto es un fenómeno mundial que permanecerá durante mucho tiempo. Las pandemias se demoran un tiempo en desaparecer”.
Cadavid también explica que “no nos podemos quedar encerrados con el susto, como entre una burbuja, debemos salir y tomar cuidados”. Detalla que debemos ser conscientes de llevar, además de celular, billetera y llaves, lo de siempre, alcohol y tapabocas. “Si no salimos con eso, vamos a dar papaya”.
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Acostumbrarse a usar tapabocas para un sector de la población ha sido quizá una de las exigencias más complicadas. “Los seres humanos nos creemos invencibles, pensamos que no nos va a dar COVID-19 y nadie sabe lo que tiene hasta que no le ocurre”, expresa Cadavid, quien añade que “esta pandemia nos enseñó que no nos cuidamos lo suficiente”.
En esta nueva etapa será de vital importancia el distanciamiento social. Puede parecer difícil de cumplir, sobre todo porque la cultura latina es mucho del abrazo, del estar cerquita, de bailar pegados, “pero debemos aprender que hay otras formas de manifestar afecto. Ya llegará un momento en que nos podamos volver a abrazar”, dice Cadavid.
Con la reapertura económica y el aislamiento selectivo, Cadavid recomienda que entre más rápido podamos entender lo que está pasando, más rápido vamos a aprender a manejarlo. “De esta manera el cerebro dejará de estresarse y aprenderá a manejar las situaciones con los recursos que tiene a la mano”.