Hola Bebé se ha convertido en un refugio para los niños en épocas de pandemia. Sandra Barrientos es el alma detrás de este lugar.
Cuando nadie parece preocuparse por la salud mental de los niños en cuarentena, Sandra Barrientos los tiene más que presentes. Desde Hola Bebé, un centro educativo que funciona hace más de 30 años, ha construido un lugar seguro en el que ellos, además, se sienten felices.
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“Los niños son el futuro. Si ellos son felices, serán adultos sanos”, dice Sandra. Y por eso, en tiempos de incertidumbre empezó a pensar cómo generar sentimientos positivos en los pequeños. Mientras duró el aislamiento obligatorio, estuvo cerca, no solo de los bebés, sino de sus padres que al enfrentarse a momentos de angustia, no sabían cómo darles cuidado.
Y cuando pudieron regresar, Sandra no lo dudó. Abrió las puertas del centro educativo ubicado en la transversal Inferior, entre Las Palmas y la calle 10, para darles de nuevo la bienvenida. Pero la sorpresa fue grande cuando los chiquitos llegaron: el lugar se había convertido en un viaje al espacio. Al entrar, los recibe una nave que con un baño de humo hace un proceso de desinfección. Luego, deben cambiarse de ropa y de tapabocas y se visten con un traje de astronauta. “Juegan en planetas, cuidando su espacio y su lugar, y así nos aseguramos de que haya distanciamiento”, explica. La lúdica siempre está presente. “Que sean felices, eso es lo más importante para nosotros”.
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Sandra, psicóloga especialista en PNL y desarrollo infantil, ha sentido toda su vida un vínculo fuerte con los niños. Empezó trabajando con madres gestantes y al acompañarlas después del nacimiento, se dio cuenta de que los niños también necesitaban de ella. Hoy, su misión es orientarlos para que dejen el estrés, la angustia y la ansiedad que trajo el encierro. Se trata de diversión y de formación, pero antes que nada, “queremos que vuelvan a sonreír y a jugar como los niños que son”.