Después de seis meses de suspensión de clases presenciales y de sus primeras experiencias en la virtualidad, 48 niños desde los dos y hasta los cinco años volvieron a llenar de sonrisas las instalaciones del centro educativo El Encuentro.
Lina María Ruiz, directora del centro educativo El Encuentro, le dijo a Vivir en El Poblado que la logística para el regreso de 48 menores a las aulas fue minucioso. “Adoptamos un modelo sueco de burbujas, tenemos hasta siete estudiantes, una maestra y la auxiliar docente por aula y así podemos tener el cerco epidemiológico controlado”, explicó la directiva.
Resalta la directora de este jardín que toda la comunidad está sorprendida con el compromiso de los niños. “Tienen los autocuidados interiorizados y mostraron actitud receptiva ante las indicaciones de las maestras; siempre usaron su tapabocas y sin ningún problema realizaron todas las rutinas del lavado de manos”.
También le puede interesar:
- Baja la ocupación de camas UCI en Antioquia
- Registro de casos de COVID-19 en Medellín este martes 15 de septiembre
- Cierre del acceso de la avenida Regional a Envigado es definitivo
Mayra Alejandra López está feliz con el regreso de su hija Alicia, de tres años, al jardín. “Aunque estuvo muy tranquila en el aislamiento obligatorio, es una niña muy alegre y sociable, por lo que le hacía mucha falta compartir con sus compañeros del jardín, además consideramos que las actividades que desarrolla con sus profes son muy importantes para su crecimiento”, expresó.
Cerca de 140 menores matriculados continúan en la virtualidad, según su directora. “No estamos prestando el servicio bajo la modalidad de alternancia como las demás instituciones educativas, nuestros niños asisten a clases toda la semana, el jardín tiene un área muy grande y las familias interesadas en regresar a la modalidad presencial no llenaban el aforo máximo del espacio”.
De manera paulatina se crearán más capacidades, detalló Ruiz. En octubre recibirán otros 21 niños, pues tanto padres como docentes está convencidos de que la rutina es indispensable en los menores y la continuidad hace más sencillo interiorizar cualquier proceso, de manera especial los pedagógicos.