Exceptuando los dos intercambios, aún por ejecutar, del Proyecto de Valorización de El Poblado, la lamentable falta de proyectos parece indicar que ya terminamos de construir todas las obras viales razonablemente posibles en El Poblado.
Los intercambios, que pronto iniciarán, son Linares-Tesoro y avenida 34-Loma González, que fueron concebidos y diseñados hace 15 años, bajo condiciones de tráfico totalmente diferentes a las actuales. Y ni hablar de cuando entren en operación, a comienzos de 2027.
De todas maneras, bienvenidos sean. El intercambio de los González conectará, sin interrupción, – y todo en doble calzada, esperamos – la Aguacatala con la calle 10, y de ahí hasta Palmas. Se supone que por allí circularán buses de Metroplus entre el centro del Poblado y la estación Aguacatala.
La otra obra permitirá mayor agilidad en el cruce de la loma de El Tesoro con la vía Linares. No parece tan evidente su impacto real, pues Linares dista mucho de ser una gran avenida, como sí podría serlo la 34. Son tramos inconexos, estrechos, de calzada simple, con cruces difíciles en todas las calles o lomas que atraviesa.
Sea como sea, hay frustración y resignación. No hay más proyectos. Por muchos años más tendremos que defendernos con las vías actuales, sufriendo cada año trancones peores.
Para atenuar esta situación extrema, uno quisiera que muchísima más gente no dependiera tanto del vehículo particular y se volviera gran usuaria del transporte público. Pero, seamos serios, ¿qué opción mínimamente cómoda y frecuente tiene, por ejemplo, el altísimo número de habitantes que ya vive en el Oriente antioqueño y se desplaza a diario a trabajar a El Poblado?
Si realmente queremos que algún día esa población deje de subir y bajar, en su propio auto, casi a diario, para descongestionar Palmas, Balsos y la propia avenida El Poblado, es indispensable hacer algo similar a lo ya hecho en varias comunas de Medellín. Metrocables, por supuesto.
Harían falta unas 2-3 líneas de Metrocable que, partiendo de estaciones actuales del Metro, lleven pasajeros hasta estaciones en la parte alta de la montaña. Con algunas estaciones intermedias, por supuesto. En la Avenida El Poblado y, tal vez, sobre las transversales Inferior y Superior. Y quizá sobre las propias Palmas.
Las líneas podrían terminar en lo alto o, por qué no, algunas podrían extenderse un poco más, ya en pleno Valle de San Nicolás. En estas estaciones habría, obligatoriamente, estacionamientos de buen tamaño.
Si esto suena futurista y de muy difícil ejecución, basta con mirar lo que se logró en La Paz, capital de Bolivia, con una topografía no muy diferente a la de Medellín: una red de metrocables que cruzan, en altura,la ciudad en todos los sentidos, evitando congestiones y reduciendo de manera sustancial la contaminación.
Y lo más importante: logrando que todos los estratos sociales compartan el mismo medio de transporte. Ojalá volvamos a pensar en grande, con ambición y con un deseo sincero de resolver nuestros problemas de fondo. No nos dejemos ahogar del tráfico. Soñar no cuesta nada