Detesto la mediocridad. Según el diccionario, significa: “Calidad baja o casi mala. Falta de valor o de interés. Falta de inteligencia o de capacidad para realizar algo”.
Hacer las cosas bien hechas por lo que le pagan es lo normal; hacer tres cosas buenas por una mala, es más que mediocridad. Lo bueno es lo cotidiano y se olvida, lo malo se va acumulando en su listado de errores y va mermando la capacidad de confianza de su patrón.
Lamentablemente es un pecado común en nuestro sector, en gran parte originado por la educación tan pobre y mediocre que se les da a los estudiantes de cocina en algunas instituciones. A ellos desde un principio se les ofrece algo que no es, ya que el título profesional de Chef no existe. Uno estudia administración de empresas, pero no le dan título de gerente. Chef es un cargo al que se llega después de muchos años de quemarse y cortarse, de dirigir una cocina, de crear muchos platos, de manejar personal. Chef es un cargo que se tiene que merecer, que se tiene que ganar y precisamente el peor enemigo para llegar a serlo es la mediocridad.
Cocinero: su oficio merece respeto. Nunca olvide que los cocineros entramos y salimos muy orgullosos por la puerta de servicio. Pero si usted cree que por ser una actividad tan agradable y divertida puede hacer lo que quiera, está equivocado.
Su patrón. Lo es en un caspete, en un restaurante de cocina rápida o en uno de alta cocina. Nunca olvide que la mayor virtud de su jefe, o su peor error, fue contratarlo a usted para trabajar y que cada 15 días le da su platica, llueva truene o relampaguee.
A tiempo. Cumplir con el horario es sagrado como parte del respeto por su oficio. Mientras más querido sea el patrón, mejor debe responder. Es triste pensar que porque un patrón es buena gente, usted puede llegar a la hora que quiera.
Errores. Si se la pasa quebrando todo y dañando todo, usted es más que mediocre. ¿Cuántos errores le aceptaría a un piloto de avión? ¿Cuántos errores le toleraría al chofer del bus donde va su hijo al colegio? ¿Cuántos errores le aguantaría al médico que va a operar a su mamá?… Entonces, ¿por qué a usted sí le tienen que aceptar toda su falta de atención? Claro, como usted no es quien tiene que pagar los daños, no le importa.
Usted cree que “me quedé dormido” o “se me olvidó, qué pena” son disculpas válidas. Qué tal que al patrón se le olvide su quincena y diga “que pena con usted”.
Licor. Así sea barman, mesero o cocinero, ni siquiera dueño del restaurante, no debe faltarle al respeto a su oficio tomando trago durante el turno; es más, debería procurar no hacerlo en su negocio ya que puede causar problemas que se le van a salir de las manos. ¿Qué tal el médico tomando whisky mientras ausculta el pecho de su mujer? Si decidió ser cocinero, respete su profesión y respétese a sí mismo. No existe ningún oficio distinto al de catador de licores que sea tomando, y eso que ellos prueban y escupen.
Ser cocinero o chef, como usted quiera llamarse o que lo llamen, merece compromiso, amor y mucho respeto por este oficio maravilloso, cuyo objetivo es servirle a los demás a través del inmenso placer que representa comer bien. Escríbanme por favor a [email protected]
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Mediocridad: nuevo pecado capital
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