/ Esteban Carlos Mejía
Modestia, ¡apártate! Fue una charla amable, interesante, atípica: Juan Diego Mejía, escritor y director de la Fiesta del Libro y la Cultura 2013, y yo, Esteban Carlos Mejía, novelista y columnista, nos regodeamos en lo que más nos gusta: la narrativa. Todo en el más reciente conversatorio de Vivir en El Poblado y el centro comercial Santafé, Las ciudades a través de la literatura.
Guiados por la periodista Luz María Montoya, editora general de Vivir en El Poblado, revisamos nuestras travesías existenciales. ¿Han sido vidas paralelas? Más o menos. Estudiamos en el mismo colegio, San José de La Salle, de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, con pedagogías y creencias de antes de la Revolución Francesa. Allí, Juan Diego, introvertido y trascendental, creó un periódico (casi) mítico, El Virus, en el que algunos de nosotros tratábamos de escribir, con despreocupada irresponsabilidad, a manera de artistas adolescentes. Yo, hiperactivo y hablantinoso, me dediqué a estudiar lo que había que estudiar y a leer lo que cayera ante mis ojos. Después militamos en el mismo partido de izquierda, cuatro letras que aún tienen vigencia. Más tarde, la vida nos llevó por caminos divergentes.
En cada uno la literatura se ha reflejado a su manera. Juan Diego ha persistido en la trascendencia y el compromiso: sus novelas y cuentos son narraciones realistas, con los pies en la tierra, autobiográficas y muy sensibles. Yo, por mi parte, he perseverado en el hedonismo: en mi escritura trato de reinventar la realidad con humor y erotismo. Por eso, sin ninguna complicación, nos pusimos a hablar de los territorios reales y ficticios de la literatura, desde la nostalgia campesina de Rocío Vélez de Piedrahíta hasta la espléndida crudeza de la Comala de Juan Rulfo, pasando por nuestras distintas perspectivas de las almas de Medallo. También comparamos gustos y disgustos literarios. Mentamos libros que amamos con pasión o descartamos sin pena ni gloria. Juan Diego, a una pregunta mía, en dos minutos sintetizó la novela que está escribiendo, una obra sobre la violencia en las comunas populares. Y yo, a una pregunta de él, hablé más de dos minutos sobre “Esos besos que te doy”, de la “Trilogía de espaldas a Medellín”, la novela escrita por mí que más me satisface, aún inédita.
Y luego escuchamos a Juan Diego sobre la próxima Fiesta del Libro. Tiene un objetivo ambicioso: hacer que sea la cuarta feria en Hispanoamérica, después de Guadalajara, Buenos Aires y Bogotá. Ya todo está listo: invitados nacionales e internacionales, eventos, locaciones. Quiere novedades, con escritores de vanguardia o de renombre, Sergio Ramírez o Santiago Roncagliolo, por ejemplo. La distribución de los expositores en el Jardín Botánico ha sido rediseñada: mediante una especie de POT, editores y libreros serán ubicados de acuerdo con el flujo de público y sus necesidades lectoras. Las conferencias serán al frente, en el Parque Explora, y la carrera Carabobo estará integrada a las principales actividades. La Fiesta abrirá el viernes 13 de septiembre con un concierto en honor a Medellín, compuesto por Andrés Posada-Saldarriaga y basado en versos de poetas nacidos en la ciudad.
Al final, el tiempo nos alcanzó hasta para hacer una o dos bromas sobre los miedos y el aburguesamiento de los escritores. ¡Larga vida a la literatura!
*** El próximo. El jueves 29 de agosto, estaremos con dos estrellas: Chiquinquirá Blandón, directora de la Clínica del Amor, y Manuela Vásquez, piloto de carreras, fórmula Ginetta G50. Saber educar, el camino de los hijos. Una conversación con madre e hija. En los conversatorios de Santafé se vive, se goza y se aprende. Allá nos vemos.
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