El reconocimiento internacional de “Los reyes del mundo” y el estreno reciente de “La ciudad de las fieras” son un ejemplo de lo que pasa en Medellín: una ciudad donde el cine se fortalece, ya hace parte de las políticas y ofrece relatos variados a los espectadores.
En una tarde cualquiera, Juan David Orozco, comisionado fílmico de Medellín, recibe una llamada. Puede tratarse de un permiso urgente para un rodaje, resolver alguna pregunta sobre el cierre de una calle, en un momento de grabación, o tal vez sea una noticia relacionada con el premio de una película rodada, en uno de los barrios conocidos. Esto no es una suma de coincidencias: es el resultado de una política pública que apoya las producciones cinematográficas, y de la decisión de un grupo de personas de dar lo mejor de ellos mismos para que esta ciudad sea un escenario posible y amable con los interesados en contar historias.
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La noticia más reciente tiene que ver con el galardón que el Festival de San Sebastián, España, otorgó a Los reyes del mundo como mejor película. Esta producción es una de las que ha recibido el apoyo de la Alcaldía de Medellín.
Juan David Orozco, comisionado fílmico lo explica: “En FilMedellín, el último trimestre suele estar muy activo y muchas producciones se realizan en esta última parte del año. Ahora esperamos la llegada de un par de series, el rodaje de una película y la realización de un video sobre la ciudad, junto a una fundación francesa. Además del estreno de Los reyes del mundo tendremos el estreno de La roya del director Juan Sebastián Mesa, en salas de cine. En el Festival Miradas (se realizará entre el 23 y el 27 de noviembre) se verán algunas producciones que se estrenarán el próximo año”.
10% de los gastos invertidos en producción audiovisual, en Medellín, será devuelto a los realizadores.
Agrega que gran parte de este cierre de año está relacionado con “el proceso de formación de personas que trabajan en el sector. También tenemos procesos de acompañamiento a empresas y proyectos, a través de la secretaría de Desarrollo Económico de la Alcaldía de Medellín, y de instituciones privadas como industrias creativas y audiovisuales”.
Escuelas distintas y muchos hilos
Pedro Adrián Zuluaga es una de las personas que más sabe de cine, en Colombia. Sobre lo que ocurre actualmente, en términos de cine, en Medellín, opina que “hay tensiones fuertes entre esa escuela de realismo duro y la búsqueda de que el cine ayude a expresar, denunciar e interpretar la realidad desde una perspectiva de investigación realista con componentes de antropología, sociología, siguiendo un poco la escuela de Victor Gaviria.
También hay una tendencia que se ve ahora, y es una ciudad donde cabe fantasía (como En los días de la ballena de Catalina Arroyave) o se exploran temas poco tratados, como la ciencia ficción o las distopías. Es importante considerar muchos cines: los largometrajes son una cosa, mientras los cortometrajes son un universo distinto donde hay trabajo con archivos y pregunta por la memoria familiar (se ven cortometrajes como 84, de Daniel Cortés, y Lumbre, de Carolina Mejía)”.
Este periodista y conocedor de cine, afirma que en los últimos años ha habido el intento de ir más allá de ese realismo desesperanzado que se ve en Rodrigo D No Futuro y de La vendedora de rosas (películas de Víctor Gaviria), y la búsqueda de pequeños nichos de utopías (como es el caso de un grupo de amigos en Los Nadie de Juan Sebastián Mesa). También se ve esa reconciliación entre víctima y victimario (en Matar a Jesús de Laura Mora).
Explica que parte del cine local es una exploración de capas: qué más hay debajo de esa ciudad tan dura. Y esto tiene que ver con la profundidad de su memoria, en distintos niveles, como sugirió Héctor Abad Faciolince, de otra manera, en una novela como Angosta, sobre una ciudad compartimentada; no horizontalmente, sino verticalmente, como si hubiera una ciudad arriba y otra abajo”. El tiempo de cine continúa.