/ Juan Carlos Vélez Uribe
El desarrollo de una ciudad como Medellín, mediterránea, alejada de las costas, muy distante de los dos puertos sobre el mar y con unas obsoletas vías de comunicación hacia ellos, obliga a establecer como condición para su supervivencia el hacer el máximo esfuerzo en perfeccionar la instrucción y la preparación para la competitividad de sus habitantes.
Pero como vamos, vamos mal. En días recientes el Gobierno Nacional publicó los resultados de las pruebas Saber 11, en las cuales nuestra ciudad obtuvo el vergonzoso puesto 138 en el país. Hay que decir las cosas con claridad: es vergonzoso porque los resultados de la calidad de la educación en Medellín son de los peores en el país. Para complementar la información que corrobora el pésimo desempeño de nuestros estudiantes en evaluaciones internacionales, tenemos que en las pruebas Pisa Cómo Vamos de 2013, “los resultados promedio no evidencian cambios sustanciales, prácticamente se mantienen constantes. En Lenguaje un 45.5% de los estudiantes se ubicó por debajo del nivel de desempeño, en Matemáticas lo hicieron un 67.2% y en Ciencias un 48.7%”.
Estas cifras que acabo de relacionar son bastante decepcionantes luego de haber tenido a un profesor de Matemáticas como alcalde de la ciudad. Cuestionan hasta qué punto el lema de “Medellín la más Educada” corresponde a una realidad de ciudad o si más bien lo que se pretende es conseguir ese propósito.
Es vital iniciar la construcción de una propuesta colectiva que incluya absolutamente a todas las gentes y sectores de Medellín para llegar a ser una ciudad preparada y capacitada, capaz de enfrentar los retos que nos imponen la apertura económica y la globalización. Para ello es indispensable comprometernos todos a construir un gran pacto por la educación, logrando que esta no tenga “dueños” ni voceros. Todos los medellinenses debemos concientizarnos de alcanzar en conjunto el propósito de ser una ciudad preparada a través de una propuesta educativa para enfrentar los retos que nos impone el siglo 21.
Para alcanzar ese objetivo debemos llegar a implementar la jornada única en la ciudad, programa que iniciará próximamente, tal como lo anunció la ministra de Educación. Debemos lograr la formación técnica para todos los estudiantes de secundaria, implementar programas de bilingüismo en portugués e inglés, e impulsar la formación deportiva y cultural de nuestros jóvenes aprovechando la jornada única. Como complemento, sería conveniente garantizarles a los 400 mil estudiantes de los colegios públicos de la ciudad el desayuno y el almuerzo, y posibilitarles a los que terminen su formación escolar el acceso a una universidad virtual donde formemos a quienes vayan a desempeñarse en el futuro en temas laborales relacionados con las actividades económicas en las cuales la ciudad es competitiva.
La mejor inversión que podemos hacer por Medellín es continuar con lo que varias administraciones municipales han venido haciendo: impulsar la educación como herramienta para el desarrollo de Medellín.
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