Entró tranquila y con mucha fe al quirófano. No se fijó en mitos, al contrario estaba convencida de que hacía lo correcto por su hermano.
Por Daniel Palacio Tamayo /[email protected]
María Teresa Montoya lleva, por lo menos, 13 días sin abrazar a su hermano. No es que se le haya muerto o lo haya dejado de querer. Todo lo contrario. El acto voluntario y altruista de donarle un riñón es lo que le permitió a él continuar sus días.
Jorge Iván y Mariaté, como la llaman en su casa, están en proceso de recuperación después del trasplante y aunque sin abrazo, por recomendación médica por estos días, han sentido la felicidad de regalar vida.
“Eso duele… ¡y mucho!”, le decían a María Teresa para probar su voluntad de avanzar en el proceso. Ella guardaba silencio, recuerda, porque su idea desde que supo que el riñón de su hermano mayor estaba en estado crítico, era iniciar el recorrido para ser una posible donante. Todo se extendió por unos seis meses y al final fue la seleccionada entre nueve candidatos provenientes de hermanos y de sobrinos.
El 12 de septiembre, tan solo hace dos semanas, después de despertar de la intervención, lo primero que María Teresa hizo fue preguntar por su hermano Jorge Iván, quien estaba en recuperación. Ella se considera discreta y entregada a la familia, valores que sus padres les inculcaron a los siete hijos (5 hombres y dos mujeres).
La recuperación para los dos hermanos ha sido exitosa. El dolor natural de una intervención como esta quedó bajo control. Ella, tras derrumbar con asesoría de profesionales los mitos de los trasplantes, supo que los avances de la ciencia le permitían una intervención menos invasiva a como se tenía que hacer en sus inicios.
“Mi hermano es una persona muy carismática, siempre está al tanto de todos nosotros, para estudio, salud, es como un segundo padre”, dice Mariaté. Ella ahora quiere incentivar el gesto de regalar vida. “Donar no es vender, es hacerlo por los seres queridos o por quien lo necesite”, dice.
Desde que salió del quirófano sin uno de sus riñones, no duda que donar un órgano es de los gestos de amor más bellos.