“Como sociedad estamos enfermos de indolencia… Cada día conocemos de 73 casos de abandono, maltrato y abuso sexual contra los niños”: Karen Abudinen, directora saliente del ICBF.
Hasta que un equipo infantil de fútbol y su joven entrenador quedaron cercados por el agua en una gruta, Tailandia era apenas un puntico en la barriga del mapamundi. Ahora, luego de la historia protagonizada por trece Jabalíes salvajes –así se llama el grupo sobreviviente-, es tan de la casa como otra desconocida: Croacia, por cuenta, esta última, de la revelación de su selección en el Mundial. Alegría por ambas odiseas.
Mas hoy el tema es otro: el de millones de jabalíes salvajes que se encuentran atrapados en distintas grutas, cercados por depredadores.
Y no me refiero a los cuadrúpedos artiodáctilos de la región euroasiática. No, aunque a esos también hay que salvarlos. Me refiero a los millones de bípedos bajitos que en el mundo son víctimas de abusos de todo tipo.
(No estamos haciendo nada bien la tarea los adultos. Por acción u omisión, herimos de gravedad la calidad humana de la sociedad).
Es paradójico que haya sido justo en Tailandia, un país donde el desprecio por los derechos de los niños es un “fenómeno endémico”, según ECPAT International –la mayor red dedicada a combatir la explotación infantil en el mundo- producido, en gran medida, por la corrupción, también endémica, de las autoridades (Tailandia, junto con Filipinas y Taiwán, son destinos prototípicos del turismo sexual infantil); es paradójico, decía, que se haya dado allí el feliz desenlace que celebramos.
Ojalá el planeta mantuviera la misma actitud atenta frente a manadas de jabalíes que sufren la niñez robada. Pero casi ni se inmuta. Sigue girando sus caderas infladas de indiferencia, al ritmo lento del pico-monto.
Allá y aquí, en Colombia tampoco escampa.
La directora saliente del ICBF, Karen Abudinen, en publicación reciente dice: “El país parece sufrir de un cáncer que hizo metástasis. Como sociedad estamos enfermos de indolencia… Cada día conocemos de 73 casos -25 más que en 2015- de abandono, maltrato y abuso sexual contra los niños. En los primeros cinco meses del año ya registramos once mil”. Y el 2017 ha sido el peor de los últimos tiempos.
La sola línea 141, puesta en funcionamiento por el Instituto para prestar primeros auxilios emocionales, recibe en cada jornada 300 llamadas que denuncian maltrato físico, sicológico y por negligencia; violencia sexual, pornografía y explotación; consumo de sustancias, abandono, desnutrición. ¿Y sabe qué? El 86% de los victimarios son familiares inmediatos de los desprotegidos jabalíes. Nubarrones en el horizonte.
(Vergonzoso y doloroso).
Pero la gente de bien se rasga las vestiduras por la proliferación de pandillas delincuenciales en las calles. ¡Por favor! Hay que sembrar para cosechar. Y sembradores somos todos, no se admiten disimulos.
ETCÉTERA: Menos mal hay esfuerzos puntuales y loables en favor de los pequeños. Los que hacen Bienestar Familiar, la Alcaldía de Medellín y la Procuraduría General de la Nación, por ejemplo, además de algunas fundaciones y organizaciones, encienden una luz al otro lado de la gruta. ¡Pilas con los Jabalíes!