Los Pitufos apócrifos

Conozco a Los Pitufos, “de toda la vida”, como dicen las señoras santafereñas. A los originales, digo. Criaturas diminutas y asexuadas que, a juzgar por lo que cultivan y comen, son vegetarianas. No miden más de tres manzanas –una sobre otra- de alto, son de color azul celeste y embuten sus cabezas peladas en gorros frigios, del estilo del que adorna el escudo de Colombia.

(Un tris de historia: El dibujante belga, Pierre Culliford –Peyo-, creó a Les Schtroumpfs –Los Pitufos- en 1958. Eran 99 y los instaló en una aldea boscosa de casas hongo. Les puso nombres que describen su personalidad y decidió que una cigüeña llevara a los bebés en noches de luna azul. La Madre Tierra y el Padre Tiempo se cuentan entre sus amigos, y Gargamel y su gato, Azrael, entre sus enemigos).

Por eso, porque los conozco, me indigna que si busco en internet la historia de Papá Pitufo, queriendo encontrar algo así: Sabio alquimista de 546 años de edad, bigote y barba blancos, pantalón y gorro rojos, que procura impedir que la pequeña comunidad que lidera adquiera inclinaciones humanas, mediante recetas que prepara en su laboratorio con eléboro, tuberosa, zumo de zarzaparrilla, raíz de mandrágora, barbita de babosa y cosas así. (Y que de haber sabido que justo un humano iba a usurpar su nombre, en un país y una época muy lejanos, y con fines non sanctos, seguro que gracias a una mezcla de azufre, vinagre, lagarto cocido y pezuñas de cabra, hubiera conjurado el maleficio).

Me indigna encontrarme, en cambio, algo así: Diego Marín Buitrago, “Papá Pitufo”, 62 años, cabello canoso y cejas pobladas, nació en Palestina (Caldas). Contrabandista de licores, cigarrillos y electrodomésticos, entre otros. Señalado de haber trabajado para Pablo Escobar y los hermanos Rodríguez Orejuela, en los noventa. Sus tentáculos de aparente próspero empresario enredan a políticos, policías, dirigentes, campañas presidenciales. En 2024 fue capturado en Valencia (España), donde un juez le concedió libertad condicional. Se voló a Portugal y allí fue recapturado. Colombia solicita su extradición; él, asilo político. ¿Quién ganará este pulso?

(Qué vergüenza con usted, Papá Pitufo, pero tranquilo, el genial Peyo, desde el más allá, debe estar preparando la pócima de la venganza para reivindicar su nombre. Y su gorro frigio que, a la hora de la verdad, resulta siendo mayor símbolo de libertad que el nuestro).ETCÉTERA: Puestos a repasar, “pitufos” es lo que hay en esta administración. Empezando por el de la Casa de Nariño que, según se levante se llama: Pitufo encartado, amargado, improvisador…; el Gargamel de corbata y barba que sabe demasiado; el Azrael que despachó en La Alpujarra; el Pitufo azuzador de masas y tragado hasta las medias del jefe; la Vexy, aparente pitufa, poseedora de los secretos del Gobierno; la Pitufina que fuera de volar en “helicóttero”, poco más hace; el Pitufo orejón que llamó a lista a los visitantes de la Dian; el Pitufo lagarto que anda por Londres y a punta de labia evade escándalos; el pitufo alcancía que llegó del otro lado del charco; los pitufos tontines –ex rector incluido- que sirvieron de idiotas útiles y ahora se rasgan las vestiduras… Ajustaríamos 99 y seguiríamos contando. ¡Qué sembradito de setas tiene esta aldea apócrifa!

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