Las propuestas del candidato Gustavo Petro son la evidencia de que no está muy informado sobre cómo funciona el mundo real.
Si no tuvieran un componente trágico para el país, las soluciones que Gustavo Petro está proponiendo para resolver los problemas de Colombia serían simplemente apuntes cómicos con cabida en programas radiales de humor.
Tras una vida entera en política y luego de, según él, un muy juicioso estudio y preparación, este candidato quiere hacernos creer que ya encontró las fórmulas para superar complejísimos problemas, aquellos que la clase dirigente actual no ha sabido o no ha querido resolver, por corrupta y egoísta.
¡No más tierra improductiva, la pondremos a “producir comida” y así resolveremos el hambre y el desempleo al mismo tiempo! Pero, claro, ¿cómo nadie lo había pensado antes?
¡Vamos a reducir los arriendos, así a la clase popular le rendirá más el salario y subirá su nivel de vida! Gustavo, diste en el clavo. Y, además, aprovechas para golpear a esos pérfidos propietarios; ya basta de llenar sus bolsillos a costa de los pobres.
Vamos a repartir las utilidades de las empresas entre sus trabajadores. ¡Y también pongamos al Banco de la República a imprimir billetes, que para eso lo tenemos! Quien no está muy informado sobre cómo funciona el mundo real, fácilmente considerará a Petro como un iluminado, mucho más inteligente y “humano” que todos los presidentes anteriores y que todos sus actuales contrincantes. Y saldrá a votar convencido de que, con él en el poder, esto por fin se arreglará.
Producir comida en las fincas de recreo y ganaderas del país… Interesante averiguar si lo que allí siembren se podrá cultivar y vender con alguna rentabilidad, compitiendo contra cultivos en otras zonas o países con mejores suelos, riego, clima, vías, puertos o economías de escala. Gustavo: sembrar es fácil, lo difícil es vender y ganar algo al final.
Bajar arriendos… En apariencia favorecería a millones de arrendatarios, pero, obviamente, en detrimento de la misma cantidad de arrendadores, muchos de ellos dependientes de ese ingreso para sobrevivir. Difícil encontrar alguna medida que frene más la construcción de nuevas viviendas que este esperpento.
Repartir utilidades… ¡Qué entendimiento tan primitivo sobre la empresa privada! Como si ser rentable fuera así de fácil. ¿Repartir utilidades a los trabajadores todos los años, en lugar de invertir en nuevos mercados o productos, tecnología, mejores salarios, reducir huella ambiental, etc?
Gustavo, queremos hacerte un favor personal: votaremos en tu contra. Y así, ojalá, evitaremos el ridículo histórico al que te verías expuesto si tuvieras oportunidad de poner en práctica tus frágiles y superficiales propuestas. Y, de paso, le ahorraremos una tragedia al país y a sus habitantes. ¡A ricos y pobres por igual!