La UPB celebró su aniversario el pasado 15 de septiembre. ¿Cómo se prepara para el futuro y cómo se mantiene a través del tiempo? Conversamos con Álvaro Gómez, su vicerrector académico, y con Diana Espinal, encargada de Técnicas y Tecnológicas.
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Expresidentes, médicos, arquitectos, escritores, cineastas, diseñadores de moda, ingenieros, fotógrafos, estudiantes de colegio, profesores de un semestre o de trayectoria larga. Jardineros, expertos en preparar café, porteros y conductores. En estas ocho décadas son miles las personas que han pasado por los espacios variados de la Universidad Pontificia Bolivariana, en sus sedes diversas. Más allá del propósito particular o del trabajo ejecutado: todos han salido de este lugar con un aprendizaje.
“Queremos aportar nuestro conocimiento y experiencia a la sociedad, servir a muchas personas”
Álvaro Gómez, vicerrector académico y una de las personas encargadas de dirigir su destino, recuerda los orígenes: “Pocas personas recuerdan que la UPB nació en un edificio modesto del centro de Medellín, con sillas prestadas y estudiantes que abandonaron la Universidad de Antioquia e inauguraron su primera facultad: Derecho.
A partir de ahí, el camino se ha extendido hasta completar todos los niveles de conocimiento: preescolar, primaria, bachillerato, programas tecnológicos, pregrados, cursos de extensión, maestrías y doctorados.
Humanismo y el entorno
Hay un aspecto que no ha cambiado a través del tiempo y es el interés en las humanidades, dice Álvaro Gómez, su vicerrector académico. “Nos interesa mirar a los estudiantes a la cara, lograr que haya un ambiente de fraternidad en nuestro campus, que todos nos conozcamos”.
Agrega que actualmente tiene más de 47 programas académicos acreditados, es decir, que cuentan con el aval de las autoridades educativas. Y trabajan para mejorar las clases y proyectos. A estas características agrega dos que interesan a sus directivas y profesores desde hace varios años: el interés en la investigación y en la innovación.
Cuenta que el propósito para el 2022 es lograr que todos los estudiantes regresen a las clases presenciales; hay algunos que aún estudian de forma virtual, desde sus casas, por temas de salud y económicos: la “Universidad ha sido sensible con sus situaciones”. Al mismo tiempo y conscientes del valor de la presencia en el campus, preparan a su comunidad para un regreso absoluto, el próximo año.
La pandemia y sus efectos directos y colaterales en la vida de muchos los llevó a buscar medidas que permitan continuar con la educación en todos sus niveles: descuentos, becas, opciones de financiación y concesión de tiempo para realizar la matrícula fueron algunas.
El hecho de saber que muchos de los estudiantes de los últimos grados de bachillerato abandonan la vida escolar, y tener un número alto de estudiantes de otras ciudades en sus sedes, los llevó a pensar en opciones para que la educación ofrecida sea una posibilidad y no un privilegio. Álvaro Gómez cuenta que su historia, sumada a los acontecimientos recientes, ha llevado a la Universidad Pontificia Bolivariana a enfocarse más en la sociedad, en la ciudad que la contiene. “Aquí estudian personas de todos los estratos, queremos que haya lugar para todos”.
Opciones para tiempos distintos
“La cobertura actual de la educación superior está alrededor del 51%. Queremos ofrecer opciones a quienes no pueden acceder a ella”
Este aniversario, la UPB también lo celebra con el lanzamiento de UPBTEC, una oferta de programas técnicos y tecnológicos en áreas como programación de software, mantenimiento de energía, mecatrónica y animación 2D. Diana Marcela Espinal, su directora, cuenta que su propósito es crear más oportunidades y permitir que un grupo variado de personas acceda al conocimiento, en un formato distinto. Agrega que otro de los propósitos es cambiar creencias existentes: “En nuestro país, algunos consideran que estos programas son de menor importancia, mientras que en otros lugares son opciones valoradas”.