La tristeza es pulmonar

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Las alteraciones del alma del pulmón son la obsesión y la compulsión, la melancolía y la tristeza; en los cuadros gripales y respiratorios hay un matiz de tristeza. Cuando se afecta el alma del pulmón es frecuente quedarse atado a la tierra y al pasado
“Una piedra es música congelada”. Anónimo
/ Jorge Vega Bravo

Mientras que el hígado vive y se desenvuelve en el elemento líquido, asociamos el pulmón con el elemento tierra. Esta relación parece extraña, puesto que es un órgano al servicio de la respiración. Pero el pulmón es tan solo el recipiente del aire. El pulmón no es aire, solo lo contiene. A través del pulmón, el alma -que vive en el elemento aire- es incorporada en el acontecer terrestre. En el relato del Génesis: “Y Dios formó al hombre del polvo de la tierra y sopló en su nariz aliento de vida e hizo de él un ser viviente”.

El pulmón es el órgano más duro, frío y estructurado. Y aquí se ve su parentesco con el elemento tierra. Además, en este órgano, tenemos una confrontación directa entre el interior y el exterior, lo que explica su baja temperatura: 35.5°C, y su pobre tolerancia al frío exterior. Su relación con la tierra se ve también en aquellos animales que tras un estadio inicial en el agua, pasan a la tierra firme, y al transformar las branquias en bronquios, empiezan a desarrollar las extremidades. La consistencia del suelo tiene influencia en la función pulmonar. Antaño se recomendaba a los tuberculosos ir a las montañas, no sólo por el aire, sino por la composición del suelo. En La montaña mágica de Tomas Mann se percibe esta relación.

En la tradición china el alma del pulmón se llama Po; y es posible acceder a ella en ‘Pohu’, primera puerta del alma, resonador que queda en la espalda alta, lateral a la tercera vértebra dorsal.

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Como órgano de la tierra, “el pulmón da firmeza al pensamiento” (R. Steiner). Las alteraciones del alma del pulmón son la obsesión y la compulsión, la melancolía y la tristeza; en los cuadros gripales y respiratorios hay un matiz de tristeza. Y de otro lado la tristeza profunda favorece las afecciones respiratorias. Cuando se afecta el alma del pulmón es frecuente quedarse atado a la tierra y al pasado. Muchos cuadros de trastornos alimenticios, incluyendo la Anorexia, están relacionados con el pulmón. “Los jóvenes anoréxicos -más frecuente en las muchachas- se oponen con todas sus fuerzas a hacerse adultos, retroceden despavoridos frente al ingreso a las condiciones terrenas. Hasta la prepubertad, eran niños aplicados, obedientes…”. Estos jóvenes no vivieron claramente la crisis de las pataletas -a los 2-3 años- y la actitud crítica frente al medio a los 9 años: Rubicón. “Ahora parece que estas crisis no vividas, tienen que ser recuperadas con redoblado ímpetu, lo cual se expresa en la terca resistencia frente a todas las exhortaciones a comer” (W. Holtzapfel). La aparición de las formas corporales de la pubertad es evitada mediante el ayuno radical. La menstruación se retira y la figura es sólo piel y huesos. El hierro desempeña un papel central en el tratamiento de la anorexia nerviosa, ya que favorece el proceso de encarnar en lo terrenal, de madurar para la tierra. Y el hierro es el corazón de la hemoglobina y está muy ligado al proceso respiratorio.

Que insospechados caminos nos abren otros modelos de pensamiento médico que tienen una perspectiva amplificada del ser humano y en este caso de las funciones de los órganos. Podemos transformar la tristeza en recuerdo del futuro.
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